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El gasto en bibliotecas no llega a la media española

El esfuerzo de hace 10 años se ha frenado en detrimento de la calidad de las colecciones

El gasto total de las distintas administraciones en las bibliotecas públicas valencianas fue de 3,64 euros por habitante el año 2000, inferior a los 4,64 euros del promedio español y muy inferior a los 13,35 euros en la Unión Europea. Un estudio comparativo, presentado ayer en el Saló del Llibre Valencià, hace hincapié en que la Comunidad Valenciana partía en 1990 en posición de cabeza en España en cuanto al esfuerzo por crear bibliotecas públicas y por dotarlas de libros. Sin embargo, en los últimos años la inversión se ha reducido y la renovación de fondos se ha ralentizado.

El 52% de los fondos de las bibliotecas públicas valencianas son anteriores a 1990

Antonio Basanta, director general de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, entidad privada de referencia en España en el estudio y fomento del libro, creada por el editor de Anaya, realizó ayer un pormenorizado diagnóstico de la situación de las bibliotecas públicas valencianas (se excluyen las universitarias, especializadas y escolares) en función del análisis de los últimos datos comparativos aportados por el Instituto Nacional de Estadística.

Basanta empezó destacando algunos datos positivos: la red valenciana de bibliotecas públicas atiende al 96% de la población; el número de habitantes por biblioteca pública o punto de lectura (8.914) es muy competitivo con respecto al europeo, y es mejor que el español; también la evolución de las personas inscritas en las bibliotecas, entre otros datos, es positivo. Así pues, la Comunidad Valenciana partía de "una buena situación". De 1990 a 2000 la creación de bibliotecas se incrementó un 42%. Pero a partir de 1996 esta curva ascendente se ralentiza hasta formar los años siguientes una "meseta".

Basanta, no obstante, reparó en un dato muy significativo: el número de visitas. La media valenciana (1,1 por habitante) es inferior a la española (1,4), lo que indica "cómo están los fondos, los servicios de fomento de lectura y cuáles son los recursos económicos".

En este sentido, el responsable de la Fundación y miembro del consejo de Anaya y Siruela, incidió en que en 1990 la Comunidad Valenciana estaba a la cabeza en la adquisición de volúmenes y en 2000 los números se han reducido, lo que va en detrimento de la "calidad de las colecciones" y de su renovación. Todo ello frena el uso de las bibliotecas. El 52% de los fondos de las bibliotecas públicas son anteriores a 1990. Más datos: la adquisición valenciana de libros por cada 1.000 habitantes es inferior a España en el año 2000 (de 52 a 60; en la UE, 131 en 1998). El 30% de las bibliotecas públicas españolas tienen dotación informática, mientras que en la Comunidad Valenciana es el 20%.

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"Algo falla", apuntó, antes de subrayar que el "elemento que une la sociedad de la información con la del conocimiento se llama leer". De modo que si la lectura es un factor estratégico de desarrollo y si la inversión en la lectura es asumible y asequible, "sorprende" aún más el recorte presupuestario en este territorio" tan sensible como el de los libros". Recorte que se ha producido, por ejemplo, en los presupuestos de la Generalitat para 2004.

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