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Reportaje:

Luque revive en el extremo

Con vistas a Armenia, Sáez recupera para la selección española al delantero deportivista, reciclado en la banda izquierda por Irureta

Xosé Hermida

Ni siquiera había debutado con la selección española cuando José Antonio Camacho decidió, el pasado verano, llevárselo a la Copa del Mundo de Corea y Japón. Allí, en la mayor competición futbolística del planeta, vivió su fugaz estreno como internacional. Albert Luque (Barcelona, 1978), entonces delantero del Mallorca, disputó 56 minutos, repartidos ante Suráfrica e Irlanda. Luego vinieron su traspaso al Deportivo, la dura competencia con Makaay y Tristán y un cierto ostracismo que le impidió regresar al equipo nacional. Para encontrar acomodo en el Depor no le ha quedado más remedio que reciclarse como extremo izquierdo. Y desde ese puesto, que no le acaba de gustar, vuelve a la selección.

Luque es la principal novedad de la lista de Iñaki Sáez ante el choque del día 11 contra Armenia, crucial para la lucha por un puesto en la Eurocopa. El seleccionador le conoce bien de sus tiempos sub 21 y de los Juegos Olímpicos de Sidney 2000. Y da la impresión de que sólo estaba esperando a que jugase con asiduidad en el Depor para rescatarle. "Es de esos jugadores que siempre tienes en la mente", confesó.

Pese a la nueva demarcación que ocupa, el propósito inicial de Sáez es utilizar a Luque como delantero. El futbolista nunca ha ocultado que se siente más cómodo en el área que en la punta izquierda, pero no se pone exigente. "Habrá que jugar donde me digan", afirmó tras conocer los planes del técnico.

El presidente del Deportivo, Augusto César Lendoiro, se encaprichó de Luque el verano pasado. Tras una de esas negociaciones interminables a las que es tan adicto, pagó más de 12 millones de euros por un futbolista que no parecía indispensable para un equipo que ya disponía de dos goleadores muy cotizados, Makaay y Tristán. Luque, que venía de anotar 14 tantos en la Liga con el Mallorca, tuvo que aprender a vivir a su sombra. Javier Irureta, el entrenador blanquiazul, le convirtió en un delantero para las emergencias, el último recurso en los partidos que se ponían imposibles o en los que el conjunto se quedaba sin oxígeno en el ataque. Jugó 32 de los 38 encuentros de la Liga pasada, pero el dato es muy engañoso porque sólo fue titular en cinco. Eso sí, logró ocho goles, una cifra nada despreciable en esas circunstancias.

Aunque la gente no podía disfrutar de su juego, Luque se ganó desde el principio una curiosa popularidad entre el deportivismo. Hasta se formó una peña llamada Que salga Luque cuyas pancartas no faltan nunca en Riazor. Fuera del campo, además, siempre se ha comportado como un tipo afable, dispuesto a dedicarle un momento a cualquiera que lo aborde. Tristán, con quien ya había jugado en el Mallorca, le hizo de anfitrión y lo introdujo en la plantilla.

La hora de Luque no llegó hasta esta temporada. Fran tuvo ciertos problemas físicos en el verano e Irureta debió de pensar que estaba llegando el momento de buscar alternativas al gran capitán en la izquierda. El técnico recurrió a Luque, delantero de toda la vida, pero zurdo y muy rápido, cualidades que le podían reciclar como extremo. El chico respondió y ahora podrá reanudar la historia interrumpida hace un año en Extremo Oriente.

Luque, con el uniforme de la selección durante el Mundial.
Luque, con el uniforme de la selección durante el Mundial.EFE

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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