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Prodi propone un Fondo de Crecimiento a costa de las ayudas regionales desde 2007

El plan, que perjudica a España, incluye las regiones más pobres en una nueva Política de Convergencia

Carlos Yárnoz

Los actuales países de la UE que hoy reciben fondos comunitarios, con España a la cabeza, tienen ante ellos un panorama cada vez más negro si se cumplen los planes del presidente de la Comisión, Romano Prodi. Ayer presentó a los comisarios un documento con sus ideas sobre cómo deben distribuirse en el futuro los presupuestos de la Unión en el que plantea la creación de un nuevo Fondo de Crecimiento y Competitividad. La mitad de ese fondo procedería de las ayudas concedidas ahora a regiones incluidas en los denominados 2 y 3, de las que a España le corresponden 4.700 millones de euros en el actual periodo.

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El informe confidencial de Prodi, de 13 páginas, recoge sus ideas para las próximas perspectivas financieras que entrarán en vigor a partir de 2007. En las actuales, para el periodo 2000-2006, no existe tal Fondo de Crecimiento, pero su creación ya fue aconsejada en junio por un grupo de asesores personales de Prodi encabezados por el profesor belga André Sapir. En el denominado Informe Sapir, que levantó una agria polémica entre los comisarios, se recomendaba abiertamente el desmantelamiento de la Política Agrícola Común (PAC), que representa el 45% del presupuesto comunitario, y de los Fondos Estructurales y de Cohesión, que hoy suponen el 34,5%.

Ahora, Prodi propone tres opciones para la estructura presupuestaria, la primera de las cuales incluye cinco grandes capítulos presupuestarios: el Fondo de Crecimiento (se llevaría aproximadamente el 14%, según una extrapolación hecha a partir de las cifras reflejadas en el documento para unos teóricos presupuestos en 2004 con el dinero previsto para el año que viene); la Política de Convergencia-Cohesión y Solidaridad (el 28%); el medio ambiente sostenible (casi el 49%, que incluye unas rebajadas ayudas agrícolas, desarrollo rural y medidas medioambientales); el espacio de libertad, seguridad y justicia (un 1%) y la Unión Europea en el mundo (un 8%).

En cuanto a los fondos regionales, Prodi afirma que "la Política Regional y los programas debieran estar plenamente integrados en la agenda europea de desarrollo sostenible". Por tanto, deben primarse los fondos dedicados al crecimiento en un momento en el que la economía europea está estancada. Por eso, y siguiendo al menos en parte el Informe Sapir, Prodi propone como opción A esa nueva distribución presupuestaria con graves riesgos para los países que hoy se benefician de los fondos estructurales o regionales, entre ellos España, que recibirá en el periodo 2000-2006 un total de 56.205 millones de los fondos estructurales.

De entrada, propone que engrosen el Fondo de Crecimiento las ayudas dedicadas a las regiones incluidas en los objetivos 2 y 3, es decir, las zonas que, pese a no ser las menos favorecidas de la UE (las del objetivo 1, con una renta media inferior al 75% de la media comunitaria), tienen problemas considerables y reciben fondos para su desarrollo.

España recibirá para regiones objetivo 2 y 3 un total de 4.791 millones de euros en el periodo 2000-2006, a los que hay que sumar otros 1.958 de las llamadas "iniciativas comunitarias". Anualmente, la UE dedica ahora a esos objetivos unos 8.000 millones anuales, que en una extrapolación incluida en el mismo documento supondrían hoy la mitad del Fondo de Crecimiento. Otras partidas de ese nuevo fondo procederían de presupuestos dedicados a educación, investigación, energía y transportes, sociedad de la información...

Dentro del capítulo de Política de Convergencia-Cohesión, de la que desaparecerían esas ayudas, Prodi sí incluye el dinero dedicado a las regiones objetivo 1 y el Fondo de Cohesión. Pero en una Europa ampliada, buena parte de esos fondos (unos 7.000 millones anuales para España) recaerán sobre los actuales países candidatos, cuya renta media por habitante ronda el 39% de la media comunitaria. Además, a ese capítulo dedicaría Prodi menos del 28% del presupuesto comunitario, equivalente al 0,30% del PIB comunitario, cuando el comisario de Política Regional, el francés Michel Barnier, defiende que "el punto de referencia de la Política de Cohesión es del orden del 0,45% del PIB comunitario", según un documento difundido esta semana por su departamento. Con la ampliación, sólo Extremadura y Andalucía tienen asegurado seguir en el objetivo 1.

Para que los Estados y las regiones se acomoden a los objetivos, Prodi propone una "hoja de ruta" en la que se contemple "una combinación de palos y zanahorias". Las zanahorias serían "los recursos comunitarios liberados a través de los programas comunitarios y de acciones en colaboración con los Estados y las regiones". Es decir, las ayudas europeas. Los palos serían la puesta en marcha de mecanismos para forzar una coordinación de la política económica "y la reorientación de fondos comunitarios". O sea, la posible eliminación de ayudas a quien no cumpla las reglas de juego. "Esto debe constituir un elemento clave del contrato político que será propuesto a los Estados".

"La Comisión", argumenta Prodi, "debería buscar sobre todo un mayor grado de flexibilidad en la estructura presupuestaria para eliminar barreras innecesarias que menoscaban la eficacia de la ejecución política y, de paso, lograr un posible aumento de los fondos disponibles". Cree, por tanto, Prodi que los fondos regionales no han sido suficientemente bien gestionados, lo contrario que defiende Barnier.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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