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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Cameron y el rey Arturo

Julia Margaret Cameron, una de las grandes fotógrafas del siglo XIX, nunca se tuvo por una profesional de este arte. Aun así, su gran afición a la literatura le permitió asociar ambas expresiones en una serie de placas que ilustran los poemas de Tennyson en relación a la saga artúrica, que se exhiben ahora en Madrid.

Lo expuesto ahora son 22 imágenes que Julia Margaret Cameron (Calcuta, India, 1815-1879) realizó para ilustrar el trabajo poético de Alfred Tennyson. Fotos semejantes a las contenidas en la totalidad de sus álbumes marcadas por las huellas del simbolismo pictórico, propio de una estética victoriana, a la vez que gozan del espíritu estético de los prerrafaelistas (Hunt, Millais, Rosseti). Son tomas pletóricas de expresiones simbólicas cuyos retratos evidencian rostros participantes de una cierta mística y de lo alegórico. Caras huidizas poseedoras de miradas perdidas, envueltas en una cierta atmósfera desvaída -una suerte de flou artístico, consecuencia, más que de una intención plástica, de las precariedades técnicas de la época; en estas tomas las profundidades de los fondos del escenario no existen; no hay contexto-. Colección que se presenta por vez primera en España, en la sala 1 de la escuela de fotografía Efti junto a las obras de Rosina Ynzenga, quien lo hace con su trabajo Irán, negro sobre blanco (sala 2).

JULIA MARGARET CAMERON

'Idylls of the King'

Centro de imagen Efti

Fuenterrabía, 4-6. Madrid

Hasta el 14 de octubre

Idylis of the King (Los idilios del rey) es el título de esta selección de trabajos de Cameron; son fotos que están inspiradas en la leyenda del rey Arturo, en el universo de la épica artúrica, concretamente la contenida en las obras de Alfred Tennyson The Lady of Sallot y la Morte de D'Artur, que posteriormente se condensaron en los mencionados Idylis of the king excusa de los materiales visuales contenidos en esta muestra.

Julia siempre sintió pasión, creo que intuitiva, por la literatura; llegó relativamente tarde al medio por accidente y precisaba de argumentos y motivaciones "cultas" (fue una mujer ilustrada); tenía conciencia de no ser una artista profesional (realizó fotografías tanto de los miembros de su familia, siempre posando como para un pintor más que para una cámara, así como de personajes claves del pensamiento, las ciencias y el espectáculo; en general, sentía pasión por los individuos poseedores de notoriedad: el pintor Watts, el astrónomo Herschel, la misma Alice Lidell, Lewis Caroll...). Cameron cuidó especialmente la edición de estos materiales -los ahora expuestos- ligados a Tennyson, sobre cuyos originales figuran textos suyos caligrafiados en oro.

En resumen se trata de una bella y singular muestra que refleja, a escala, lo que fue la producción de una de las pioneras de la historia de la fotografía.

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