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Reportaje:

44 días sobre el Támesis

El ilusionista Blaine aborda en Londres un nuevo reto

Ha estado una semana enterrado en vida, atrapado 61 horas en un bloque de hielo, encaramado 34 horas a un pedestal minúsculo a 30 metros de altura. Anoche, el ilusionista David Blaine empezó su última aventura: intenta pasar 44 días encerrado en una pequeña celda de cristal, suspendido mediante una grúa sobre el Támesis.

Blaine es un joven de Brooklin que empezó su carrera de ilusionista dejando pasmados a los paseantes de Nueva York con su magia, que lo mismo le permitía adivinar el pensamiento que levitar un par de palmos por encima del suelo. Pero pronto cambió la ilusión por el riesgo. De los felices trucos de juventud pasó a los retos de la resistencia, siempre algo cercanos al masoquismo, siempre más dependientes de la fortaleza mental que de la forma física.

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El mago Blaine pone fin a 44 días de ayuno en una pequeña caja sobre el Támesis

Desde ayer, la soledad le acompaña en su jaula de cristal de poco más de dos metros de alto, otros tantos de largo y menos de un metro de ancho, suspendido sobre el Támesis a su paso por Londres, frente al puente de la Torre. La soledad arriba. Y millones de espectadores abajo, siguiendo su tormento en televisión y discutiendo no sólo sobre si aguantará 44 días allá, sino sobre si la hazaña tiene truco.

El mundo de la magia no aumenta la credibilidad de este hombre, a menudo rodeado por el hálito de la sospecha. Lo que algunos llaman truco otros lo consideran trampa y el Libro Guinness de los récords sigue sin reconocer sus hazañas. En parte porque no se fía de las condiciones en que se han realizado y en parte por razones morales: la nueva gesta de Blaine nunca será récord Guinness porque la casa cree que registrar un récord de ayuno sería tanto como alentar el suicidio.

Otros, simplemente no se fían. En un país en el que se aceptan casi todo tipo de apuestas, la casa Ladbrokes no admite pronósticos sobre la aventura porque no está segura de que el ayuno sea completo. El artista podrá beber agua, que le llegará hasta su transparente jaula a través de un tubo de plástico, pero Ladbrokes sospecha que el agua puede estar reforzada con glucosa u otros nutrientes.

Pero lo que de verdad inquieta a los británicos no es qué ingerirá el artista, sino cómo se las arreglará para dispensar esa ingesta a la atmósfera entre tanta transparencia y tantos ojos pendientes. Los organizadores han desvelado el misterio. Las aguas menores llegarán a buen puerto a través de una segunda cañería de plástico. Y, para aliviarse de las aguas mayores éste dispondrá de unos higiénicos pañales donde depositar el sobrante y de una útil manta que le permitirá ocultar sus vergüenzas en momentos tan íntimos, al tiempo que le protegerá de las frescas noches de un otoño incipiente.

Blaine, que pesa 93 kilos y espera perder 20 durante el ayuno, tendrá también derecho a leer el diario, escribir, disfrutar de una almohada y untarse un bálsamo para proteger sus labios. "Es la representación más peligrosa que he hecho nunca porque me puede producir daños irreversibles", declaró poco antes de empezar el espectáculo.

David Blaine, en el momento de entrar en la celda sobre el Támesis.
David Blaine, en el momento de entrar en la celda sobre el Támesis.EFE
David Blaine, en una imagen tomada en Londres el pasado año.
David Blaine, en una imagen tomada en Londres el pasado año.EFE

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