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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Burocracia espacial

El admirable informe que una comisión de expertos ha hecho público en torno al accidente del transbordador estadounidense Columbia el pasado 1 de febrero da un repaso a lo que llama "cultura de los vuelos tripulados" de la NASA, para llegar a un rotundo suspenso. Concluye que la mastodóntica agencia espacial no escapa a los vicios que caracterizan a las grandes burocracias, públicas o privadas, y que los fallos de organización, especialmente los relacionados con la seguridad, estuvieron en el origen de la tragedia que se cobró la vida de los siete tripulantes del transbordador.

La voluntad de indagación se manifestó en la elección de expertos independientes, con todo el dinero y la información que juzgaron necesarios. Su informe no sólo esclarece la causa del accidente, sino que revela también que antes y después de que se produjera el impacto del trozo de aislante que hirió de muerte al transbordador, hubo ingenieros que vieron el peligro, sin que sus alertas pudieran salvar los obstáculos burocráticos.

Los cambios que recomienda el informe no garantizarán la seguridad total, y resulta ingenuo pensar que los que plantea en el terreno de la cultura organizativa puedan aplicarse por decreto sin que se genere todavía más burocracia. Y es que, aunque existan la tecnología y los conocimientos para evitar este tipo de accidentes en un mundo ideal, las actividades espaciales son y seguirán siendo de alto riesgo, y si se exige el máximo nivel teórico de seguridad sería necesario gastar tanto dinero que muchos programas espaciales nunca despegarían.

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Un aspecto clave del informe es precisamente el cuestionamiento del actual modelo de exploración espacial con seres humanos, sometido a vaivenes políticos y limitaciones presupuestarias (incluida la faraónica estación espacial, de la que no se esperan grandes frutos), frente al uso de robots. Sin embargo, es muy difícil que los responsables políticos actuales de EE UU estén dispuestos a quedar ante la historia como los que renunciaron a la figura del astronauta. Bush ya ha dicho que continuarán los vuelos de estos "heroicos exploradores".

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