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Entrevista:JOSÉ ZUGASTI | Escultor

"Me sugiere más el paisaje industrial que otro tipo de belleza"

Encerrado en su taller, el escultor José Zugasti trabaja el alambre en soledad. "Estoy solo en el taller para bien y para mal", dice. Y esa soledad creativa le ha llevado por sus diferentes etapas, desde unas piezas más densas y figurativas a una precisión expresiva desprovista de artificio. Nacido en Eibar, confiesa que cuando decidió estudiar Bellas Artes, sin una idea clara de lo que quería hacer, fue considerado un bicho raro en su localidad natal. El ingreso "a la primera" en la Facultad de Bellas Artes de Madrid le congració con su familia.

Pregunta. ¿Lo tuvo difícil para iniciar su camino?

Respuesta. Viniendo de un pueblo como Eibar, considerado entonces con poca sensibilidad con lo que eran las artes, estudiar Bellas Artes era de raros. Mi familia, cuando accedí a la escuela a la primera, donde sólo entraban 60 de entre 500 aspirantes, se quedó de piedra. A mí eso me dio mucha moral.

P. Usted empezó su carrera pintando.

R. Sí, pero mi evolución me llevó a la escultura, porque siempre le he dado mucha importancia al dibujo. Las líneas me sugerían alambres o varillas de hierro, y deseé salir del plano. Intuía que lo que yo hacía tendría más fuerza, más expresividad, fuera del plano.

P. Y entonces surgen unas obras a medio camino entre pintura y escultura.

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R. Sí, hay líneas que se salen del cuadro. A partir de ahí conozco a artistas, ya consagrados, que hacen pintura matérica, como Tàpies o como Miró o como Millares.

P. ¿Por qué le atrajo el alambre?

R. Por su ductilidad, por su capacidad de dibujar en el espacio.

P. Ha pasado de dibujar en un lienzo a dibujar en el aire.

R. Eso es. Y el paso ahora es estar dentro de la escultura. Mis obras sugieren el cuerpo humano, lo orgánico. Y ahora, gracias a la obra pública, han adquirido tal tamaño que uno se puede meter dentro de las esculturas.

P. ¿Y lo siguiente?

R. Ahora sueño con hacer obras que se acoplen a la arquitectura, que penetren en los edificios o trepen por ellos. Ése es el paso que querría dar ahora.

P. ¿Y su obra actual también persigue ese sueño?

R. Las piezas que hago están cada vez más relacionadas con la arquitectura, pienso en edificios.

P. Al principio sus piezas en alambre eran densas.

R. Era una escultura muy existencialista y dramática. Como si quisiera reflejar el peso de la piedra en el gesto. Ahora consigo ese mismo gesto sin anécdota, sólo con el lenguaje del alambre.

P. ¿Cómo es su proceso de trabajo?

R. En una fase larga de mi trayectoria, sobre todo la época figurativa, primero dibujaba en papel lo que luego hacía con alambre. Últimamente trabajo directamente el dibujo en el espacio. Lo veo mejor en tres dimensiones.

P. ¿Transforma el alambre manualmente?

R. El más fino, de dos milímetros de grosor, lo trabajo con los dedos. El que es más grueso, con una especie de torno.

P. El hierro es un material muy vizcaíno.

R. Es que mi memoria estética está grabada con imágenes de mi infancia en Eibar, y también de Bilbao y la Ría. A mí me sugiere más el paisaje industrial que otro tipo de belleza.

PERFIL

José Zugasti (Eibar, 1952) comenzó su andadura como pintor, pero desde que en 1984 realizara su primera escultura, su camino ha seguido por esos derroteros. El creador trabaja con alambre, generalmente de hierro, pero también de cobre, de distintos grosores. Su trabajo ha pasado desde un híbrido entre pintura y escultura a una escultura figurativa y, luego, a piezas cada vez más gestuales y esenciales. Su obra 'A la deriva' es una de las que decoran el nuevo parque de la Ribera de Abandoibarra, en Bilbao. El sueño actual de este creador es integrar su escultura en la arquitectura.

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