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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La frontera humana

J. Ernesto Ayala-Dip

La fantasía tiene una lógica, y lo que la desacredita ante los lectores no es que lo que nos cuente no sea verificable, sino que no sea coherente. Esa exigencia de coherencia interna de todo relato fantástico es básica, sobre todo en una construcción imaginaria sin referencia en la realidad más inmediata. Sin referencia en esa realidad pero no sin propósito metafórico, que es su manera particular de representación. En estas coordenadas se mueve La sombra del pájaro lira, de Andrés Ibáñez. Con el mismo ímpetu imaginativo que volcó en su primera obra, La música del mundo, el autor madrileño aborda su nueva novela. Y, sobre todo, con la misma autoexigencia de rigor compositivo a la hora de introducir la fantasía. El estilo no es un elemento menor en esta apasionante novela. Ibáñez lo cuadra para que la peripecia humana y sobrehumana que describe sea correspondida por esa rendida atención que pone todo lector en una historia fantástica. O dicho de otra manera, el autor no cede a esa tentación de trascendencia seudofilosófica que suele afectar a este tipo de literatura, en donde el estilo habitualmente empuja bastante al citado engorro.

LA SOMBRA DEL PÁJARO LIRA

Andrés Ibáñez. Seix Barral. Barcelona, 2003. 477 páginas. 21,50 euros

La sombra del pájaro lira nos cuenta las tribulaciones de un príncipe extraviado entre su memoria irrecuperable y su probable condición de criatura libresca. A ese destino infeliz debe sumar su repentina situación de ciudadano de un país totalitario. El príncipe se llama Adenar, aunque también se hace llamar por un tiempo Gaspar, en una clara alusión al Gaspar Hauser de Jacobo Wassermann, dada su naturaleza y orígenes ignotos. Todo lo que ocurre en este singular libro de aventuras maravillosas gira en torno a Adenar. Él es el héroe que debe desentrañar un secreto, vencer las adversidades que se interponen en su azaroso camino, conocer las amarguras y felicidades del amor. También es el héroe, que, como sucede en toda novela de iniciación (por ejemplo, el Wilhelm Meisters, de Goethe), no debe sintonizar con el espíritu filisteo de su tiempo. La sombra del pájaro lira es una novela estupenda. Nada de lo que ocurre en sus páginas escapa a nuestra más banal y cruel realidad. Pero tampoco a su esperanza más radical.

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