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Reportaje:

El extraño final de Lagardère

La familia del empresario francés reclama una investigación sobre las circunstancias de su muerte

A su entierro acudieron Bernadette Chirac, cinco ministros en activo, un ex presidente de la República, varios campeones de tenis -Bjorn Borg entre ellos-, actores célebres (Alain Delon), reyes del lujo como Bernard Arnault, dirigentes de la industria aeronáutica o ferroviaria, presentadores de televisión, periodistas e incluso el filósofo Bernard Henri Lévy, que glosó el personaje. Porque Jean-Luc Lagardère era un personaje. De entrada, porque había conseguido crear un grupo familiar que hoy pesa más de 13.000 millones de euros, pero también porque en él se hermanaba la fabricación de misiles con la edición de libros, el lanzar satélites de telecomunicaciones con las carreras de caballos.

Jean Luc Lagardère, gran jugador de tenis, no bebía, no fumaba y hacía deporte. Pero una cadera había empezado a molestarle, a impedirle subir a la red con celeridad. Para remediar el problema el ingeniero Lagardère recurrió a ese mundo en el que siempre había confiado, el de los profesionales y técnicos, hombres capaces de hacerle ganar unas centésimas de segundo a su fórmula 1 o, en este caso, de ponerle una prótesis a una articulación muy desgastada.

La operación tuvo lugar a principio de marzo y pocos días después Lagardère ya estaba en casa, dispuesto a empezar la recuperación. La gestión diaria del grupo era, desde 1998, cosa de su hijo Arnaud y a él le gustaba ahora ocuparse de las grandes negociaciones, aportar su don de gentes, su talento de seductor y su agenda repleta de nombres que le debían favores. Una infección extraña -menos de mil en el mundo cada año-, una encefalomielitis aguda y diseminada, puso a Jean Luc en coma. "Es una infección que ha podido producirse en cualquier lugar y en cualquier momento", decía ayer el doctor Didier Payen, jefe del servicio de anestesia del hospital en el que fue operado Lagardère. Según este especialista, "esa infección podía datar de hacía varias semanas, pero también de meses o años atrás". Jean Luc murió el 14 de marzo sin haber salido del coma en que entró el día 11. La familia -la viuda, Bethy, y el hijo, Arnaud- quieren saber dónde contrajo el virus y han reclamado una investigación judicial. El pasado miércoles el juez ordenó la autopsia y aún es pronto para hablar de resultados. Todas las especulaciones son posibles: negligencia, infección inevitable, infección provocada incluso. Todas las sospechas están permitidas.

El hijo y la viuda del empresario fallecido, a su llegada al funeral, celebrado el jueves en París.
El hijo y la viuda del empresario fallecido, a su llegada al funeral, celebrado el jueves en París.ASSOCIATED PRESS

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