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Entrevista:FERNANDO REDONDO | Jugador del Milan | FÚTBOL | El líder de 'la octava' vuelve al Bernabéu

"No me fui del Madrid como me habría gustado"

Diego Torres

Si hay un ángulo muerto en la espectacular gestión de Florentino Pérez al frente del Real Madrid -¿lo hay?- en él aparece Fernando Redondo (Buenos Aires, 1969) como un espectro. La sombra del capitán que lideró al equipo que ganó la Copa de Europa en 2000, es una turbación recurrente para el meticuloso presidente madridista. El próximo miércoles Pérez verá a Redondo pisar de nuevo el Bernabéu, cuando aparezca con el Milan después de una rotura de ligamento y dos años de inactividad que por poco le retiran para siempre del fútbol.

Pregunta. ¿En qué punto se encuentra de su recuperación?

Respuesta. Evidentemente me falta. Después de dos años y cuatro meses sin jugar todo cuesta mucho. Retomar el mejor nivel lleva tiempo y continuidad porque cuanto más fresco te encuentras físicamente, es más fácil con la pelota. Sin embargo, todo se ha dado mucho mejor de lo que esperábamos. Los médicos me dijeron que los primeros meses iba a sentir fastidios. Pero la verdad, hoy la lesión está olvidada, a pesar del invierno y los campos duros que no ayudan al tendón.

"Después de la tercera operación estaba desesperado. Me habría ido a la Luna"
"Raúl es bicho. Tiene esa inteligencia que tenía Maradona: lo mira todo y aprende rápido"
"Me habría gustado estar en el partido del centenario blanco, pero no soy rencoroso"

P. Hace dos semanas, en un partido contra el Torino se llevó un balón aguantando a dos rivales. Luego, va mucho de cabeza. ¿La lesión le ha hecho ganar potencia?

R. En la última etapa de mi recuperación hice un trabajo específico de fuerza en gimnasio. No de calidad sino de cantidad. Gané masa muscular para defender la articulación, y las piernas se me hincharon. Transferir eso al campo de juego no es sencillo. Al principio sientes las piernas muy pesadas. Con el tiempo te vas sintiendo más dúctil.

P. Usted ha sufrido cinco lesiones graves de ligamentos de rodilla y, sin embargo, sigue jugando a gran nivel. ¿Conoce otro caso en la historia del fútbol?

R. He tenido mala suerte. En Milán, de entrada, me rompí el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha y me mandaron seis meses de inactividad que se convirtieron en dos años y medio sin jugar ni un amistoso. Fue una tortura grandísima.

P. ¿Cuántas veces le operaron?

R. Tres. Primero en Italia. Para reconstruirme el ligamento utilizaron parte del tendón rotuliano y el resultado fue que el resto del tendón que me quedó no soportó la carga. Me cambió la biomecánica y tuve molestias. No podía subir ni una escalera. Pensaba: 'De subir una escalera a jugar un partido hay un abismo...'. Viajé a Madrid y allí el doctor Alfonso del Corral y el fisioterapeuta Pedro Chueca se portaron fenomenal. Del Corral me operó otra vez. Me hizo una limpieza del tendón rotuliano y me limó el hueso de la rótula para que no rozara el ligamento. A partir de ahí empezó mi mejoría. Luego recaí otra vez, estando en Argentina, y me volví a operar con los médicos de la selección. Estaba desesperado. Si me decían que fuera a la Luna, me iba a la Luna. Quería volver a jugar. Creo que esa fijación me ayudó a recuperarme. Más que nada hubo un componente anímico muy grande. Cuando debuté con el Milan en San Siro, hace dos meses, sentí que volvía a vivir.

P. ¿Cuándo vio más cera la posibilidad de abandonar?

R. Después de la tercera operación, cuando tuve que reiniciar por tercera vez una recuperación de este tipo... Era una incógnita saber si a la hora de forzar la rodilla, en el último tramo, iba a poder aguantar el dolor. Hasta entonces, cuando llegaba ese momento el cuerpo no había podido superarlo. El dolor era invalidante.

P. ¿Cuándo supo que volvería?

R. Después de la rehabilitación funcional, el último gran esfuerzo lo hice en Amberes, con el doctor Martens, durante tres meses. Veía a mi familia los fines de semana y el resto de los días los dedicaba al trabajo específico: esprintar, acelerar, frenar... movimientos que se parecen a los que se hacen en el fútbol. Pasaba del gimnasio, a la arena pesada, y de ahí al agua, en el Mar del Norte.

P. ¿Ha cambiado su forma de jugar?

R. A mi edad, cambiar es imposible. Sería un error intentarlo. Sigo jugando como cinco solo en el medio, o como centrocampista central, en línea de cuatro. No hay mucha diferencia en cuanto a mi función. Lo que ocurre es que por su forma de jugar el Milan tiende a verticalizar más y a elaborar menos que el Madrid.

P. Al no contar con jugadores puros de banda, a usted se le ve subir un poco más.

R. Con el doble pivote yo tengo la posibilidad de salir más pero el punto de partida es el mismo. Con un único medio centro el equipo quizá tiene la posibilidad de ocupar mejor el campo en fase de ataque, con Serginho y Seedorf en las bandas. Serginho es muy importante porque es el único extremo puro de la plantilla y es fundamental a la hora de enfrentar equipos chicos que se cierran atrás. Esos partidos son un martirio si no utilizas las bandas y no intentas el dos para uno para sorprender. En Italia los espacios son muy cortos y eso lleva a los equipos a caer fácilmente en pelotas frontales, que no dan nada de claridad. Cuesta más mover la pelota de un costado a otro, cuesta tener paciencia y ser cerebral para buscar el error en el rival. Hace falta mucha personalidad para abstraerse de la ansiedad y las prisas.

P. Muchos jugadores juegan por delante de la línea del balón: Inzaghi, Shevchenko, Rivaldo, Rui Costa, Seedorf... ¿Esa valentía es posible porque en Italia los equipos chicos no arriesgan?

R. El Milan es el equipo italiano que más propone. Y nos ha costado más jugar contra equipos chicos que contra grandes. Los grandes, que dan espacio, nos dan más facilidades.

P. El equipo que ganó la octava Copa de Europa para el Madrid tenía a Casillas recién salido de la cantera, una defensa improvisada con Iván Campo y Karanka como centrales. Helguera de libre, McManaman a su derecha, Anelka de extremo... De repercusión publicitaria, cero.

R. No se puede comparar con el Madrid actual. Son distintos. Pero a veces un equipo además de tener condiciones puramente técnicas tiene que tener un carácter. Ésa fue la clave del equipo que agarró Del Bosque. En los desafíos más importantes era cuando más seguro se sentía. Algo de eso sigue presente en el Madrid actual. El cuerpo técnico es el mismo y la línea, con grandísimas incorporaciones, es la misma.

P. Si el Milan derrota al Madrid el miércoles, casi lo elimina.

R. En absoluto queremos eliminar al Madrid. Si queremos ganar es por una cuestión que tiene que ver absolutamente con el espíritu deportivo. En el Bernabéu se sale a ganar. Pero primero tendría que jugar, y no estoy seguro. A mí me haría mucha ilusión porque quiero reencontrarme con todos los madridistas, y despedirme. Algo que no pude hacer y que me duele.

P. ¿Le pasó por la cabeza volver para retirarse en el Madrid?

R. Por supuesto que no me fui como me habría gustado, pero ahora me debo al Milan y a toda su gente. De todas formas, mi corazón siempre va a ser madridista. Para mí se trata de un club muy importante en mi vida y creo que pude redondear mi ciclo de la mejor manera. En París y después de ganar dos Copas de Europa y terminar con más de 30 años sin ganarla. No me quedaron cuentas pendientes.

P. Florentino Pérez opina que el Milan estaba bien representado con Nesta, Maldini y Rivaldo en el partido del centenario.

R. Me habría gustado estar. Pero no soy rencoroso.

P. ¿Qué provocó el desencuentro entre usted y Pérez?

R. Quizá en mi traspaso las cosas no se dieron de la mejor manera. Quizá hubo malas interpretaciones. Pero contra él no tengo nada, ningún tipo de rencor. Estoy en el fútbol desde hace muchos años y sé que su gestión en el Madrid ha sido muy buena.

P. ¿Por qué se fue entonces del Madrid si dice ser madridista?

R. Pirri, Amancio y un agente, De Felipe, fueron a verme a la concentración de Suiza y me dijeron que el Madrid estaba de acuerdo en traspasarme al Milan. Más claro imposible. Entendí que el club me quería vender.

P. El dinero que le ofreció el Milan tampoco era para negarse: doblaba lo que ganaba en el Madrid.

R. Creo que demostré con hechos, no palabras, que mi marcha no tenía nada que ver con el asunto económico.

P. ¿Se refiere a la renuncia que hizo de su sueldo en el Milan hasta su recuperación completa?

R. Exacto. No me motiva el dinero en absoluto. En años anteriores recibí muchas ofertas de otros clubes y el Madrid dijo que no me traspasaba. Lo que sí me mueve es sentirme respetado y valorado. Lógicamente tengo mi orgullo. Necesito estima para asumir los compromisos. También encuentro razonable que en determinados momentos un club quiera traspasar a un jugador.

P. ¿Habló del tema con Pérez?

R. Nunca.

P. ¿Cree que Pérez no le perdonó su defensa pública de Sanz?

R. Eso no se puede probar.

P. Ahora el que lo ampara es Silvio Berlusconi. ¿Qué lo une al primer ministro italiano?

R. Es un aficionado increíble. Uno que siente el fútbol y al que le gusta el buen juego.

P. ¿Qué le parecen Ronaldo y Raúl juntos?

R. Son diferentes pero se complementan. Raúl baja a recibir y lo lanza en velocidad. Sabe que si Ronaldo se gira y te ataca con espacio te mata. Raúl es bicho, tiene esa inteligencia que tenía Diego [Maradona]. Lo mira todo y aprende rápido. En ese sentido ha sabido entender a Ronaldo y aprovechar los espacios.

P. ¿Cómo pararía a Ronaldo?

R. Hay que hacerle una defensa escalonada. Pero sobre todo, la lucha va a centrarse en tener la pelota. Al Madrid hay que darle los mínimos espacios. Poner énfasis en acortar los huecos entre líneas, no sólo cuando defendemos sino cuando atacamos. Porque si les dejas recibir, los delanteros tarde o temprano desequilibran.

P. ¿Qué le parece el juego del Madrid?

R. Por el volumen de juego que ofrece, hay partidos en que puede engañar. Pero te mata. Es el mejor equipo de Europa. Sin duda.

P. Va a encontrarse con Raúl y con Hierro. ¿Se siguen llamando por teléfono?

R. Claro.

P. ¿Cómo hará para marcar a Raúl cuando se meta en su zona?

R. Si juego, va a ser muy raro verme en el Bernabéu, no estar de blanco y tener a Raúl delante... un tipo con el que tenía tanta complicidad cuando jugábamos. Sería una fiesta.

P. ¿Le tirará un caño?

R. No, uno tiene respeto por los amigos. Y creo que él va a responder de la misma manera.

Redondo conduce el balón durante un partido con el Milan.
Redondo conduce el balón durante un partido con el Milan.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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