Agua despolitizada
Detractores y defensores del PHN abogan en la Politécnica por alejar el debate de los partidos para enfriar la polémica
El Plan Hidrológico Nacional (PHN) volvió ayer a las aulas en la difícil búsqueda de un debate desapasionado y alejado de las proclamas políticas. La delegación de alumnos de la Escuela de Ingenieros Agrónomos de la Universidad Politécnica invitó a detractores y partidarios a una discusión que comenzó con retraso porque al faltar un ponente se desequilibraba la balanza, lo que remedió la incorporación de un sustituto. Logrado el empate de dos a favor y dos en contra, se expusieron argumentos que no cambiaron posturas, pero sí pusieron de nuevo sobre la mesa la amplitud del problema y la variedad de intereses. Pero la politización y demagogia, de la que todos afirman huir, aún se coló en el debate.
En algo hubo acuerdo, y lo expresó el catedrático de Mecánica de los Fluidos de la Politécnica y experto en el PHN, Enrique Cabrera: "El problema existe". A partir de ahí, los cerca de 80 asistentes al acto, oyeron argumentos contrapuestos. Para Cabrera, el problema actual del agua es distinto que hace 100 años, pero las soluciones que se defienden parecen las mismas, lo que produce un desfase entre una "cultura" de conservación del medio que se desarrolla con mayor lentitud que la agrícola, impulsada hacia la insostenibilidad por las grandes obras hidráulicas. El catedrático también remarcó que "el agua es de todos" y que el PHN debe explicarse a toda la sociedad.
Antonio Estevan, consultor ambiental y portavoz de la Fundación Nueva Cultura del Agua, explicó con gráficos y datos que un trasvase debe cumplir con tres criterios, la garantía de aportación de recursos, la de calidad y la del coste asumible. El trasvase del Ebro no supera estas exigencias: se confía en un río irregular que en los últimos tres años no podría haber cedido los más de 1.000 hectómetros del PHN; la salinidad de su agua aumentará con el tiempo y obligará a depurarla para ciertos usos; y su precio sube por encima de cualquier previsión optimista mientras baja el coste de la desalación. Eficiencia, reutilización y desalación se unen en un escenario de alternativas a la obra hidráulica del trasvase.
Estevan abordó también la guerra de cifras en torno a la concentración del 2 de marzo al presentar datos elaborados con información oficial y por miembros de la Xarxa del Aigua Clara, que reducen a 59.000 los participantes. En su opinión, muestran que Valencia "no respondió a la convocatoria de la Generalitat" y que no se debe "generar un globo" en torno al PHN, sino "buscar soluciones" y "enfriar el debate".
La alusión al 2 de marzo no gustó al secretario general de AVA, Juan Salvador Torres, quien replicó que "hasta los más críticos hablaban de cifras que multiplican por cuatro" las de la Xarxa. Torres quiso desvincular a la organización agraria de la utilización partidista del acto por parte del PP y dijo que "la tragedia verdadera de esta historia es la politización". Subrayó que la Comunidad Valenciana ha perdido más de 30.000 hectáreas de cultivo en 10 años, y que han apoyado todas las propuestas de plan hidrológico. Ahora están "cansados" de esperar, por lo que secundan un proyecto que, les agrade "más o menos, es lo que hay".
Andrés Martínez, presidente de la Comunidad General de Usuarios de Agua del Alto Vinalopó, devolvió el tema a los datos e ilustró la sobreexplotación "desesperante" en el Vinalopó y el déficit en la provincia de Alicante, de 311 hectómetros cúbicos en "situación normal". El PHN "tal vez no es el mejor, pero es el que tenemos", dijo Martínez, que incidió en la necesidad de evitar la "demagogia" y "la crispación política", y aseguró que se intenta "optimizar y reutilizar el agua al máximo" con grandes inversiones en modernización. Como "regante", Martínez ofreció esfuerzos para una "buena gestión" del agua.
En el público también se mezclaron partidarios y detractores, lo que generó un animado debate de más de hora y media sobre un PHN alejado del consenso.
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