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Reportaje:

Despedido a patadas

El Manchester City rescinde por "consejo médico", el contrato a Haaland, lesionado adrede por Keane, capitán del United

José Sámano

"Había esperado mucho tiempo, el balón estaba por el medio, pero le golpeé jodidamente duro; 'toma ésta, bastardo, y no vuelvas a mirarme burlándote con falsas lesiones". Dicho y hecho.

En abril de 2001, el capitán del Manchester United, el irlandés Roy Keane, atropelló con toda la mala uva del mundo al noruego Alf Inge Haaland, del Manchester City. En principio, todo el mundo creyó que a Keane se le había ido la olla fruto del fragor de la batalla. Nada de eso. El propio capitán del United confesó poco después en su autobiografía que había asaltado a Haaland con toda la intención del mundo. Vamos, que fue a por él de forma descarada. Tipo duro él, Keane mandó a Haaland al hospital, hasta el punto de que el noruego ha tenido que ser operado tres veces desde entonces. Su rodilla derecha quedó hecha trizas y, desde aquel atentado, el noruego sólo ha podido jugar 48 minutos. Keane fue sancionado con cinco partidos y una multa de 1.200 euros, el City anunció tras el suceso que denunciaría al capitán del ilustre vecino. Pura demagogia.

A la hora de la verdad, el Manchester pobre ha anunciado esta semana que no irá contra Keane en los tribunales y, lo que es peor, que Haaland será despedido en los próximos seis meses. ¿El motivo? Una cláusula en el contrato de éste, en virtud de la cual el jugador puede ver rescindido su contrato, que expira en 2005, "por consejo médico". Los galenos del City han descartado la posibilidad de que el noruego, de 30 años, pueda recuperarse, así que la directiva está dispuesta a darle el finiquito.

"Todo este asunto ha sido increíblemente triste, porque Alfie apenas ha jugado en dos años y para él es muy difícil asumir nuestra posición, pero debo proteger los intereses del club". Hiératico y pragmático, David Bernstein, presidente del City, lo tiene claro. No sólo se cargará a Haaland por su invalidez sino que aparcará cualquier acción contra Keane, como había proclamado: "Sopesados los argumentos médicos y legales, hemos llegado a la conclusión de que resultaría muy complicado y farragoso para la entidad iniciar un proceso contra Keane, hay que entendernos".

Desde luego, Haaland no lo ha entendido. Y Gordon Taylor, el presidente de la Asociación de Futbolistas Profesionales, tampoco. Si el noruego se ha sentido "frustrado, disgustado y en estado de shock", el sindicalista Taylor ha dicho estar "perplejo". De hecho, se ha pasado la semana en Manchester para discutir la "apresurada" decisión del club de Main Road. "El City debería haber consultado antes con el jugador y sus abogados", ha dicho Taylor, dispuesto a llevar el caso hasta sus últimas consecuencias. ¿Cómo puede ser posible que Keane siga tan campante al frente del United mientras un modesto afiliado como Haaland se ve abocado al despido? El City esgrime en su favor que el jugador ya tenía ligeramente lastimada la rodilla antes de la puñalada que le asestó el irlandés, lo que no convence en absoluto a Taylor.

El fútbol inglés, acostumbrado a sancionar con dureza extrema las malas intenciones, se ha quedado tan atónito como Haaland y sus defensores. Sobre todo porque no es la primera vez que el conspicuo Keane copa las páginas de sucesos. Boxeador en su infancia, la ficha futbolística de este jugador nacido en Cork, en la costa irlandesa, está repleta de borrones. Adicto al alcohol, según su propia confesión, Keane, un tipo duro y solitario, ha vivido todo tipo de episodios violentos. Los dos más resontantes: una discusión con su compañero Verón, al que cogió por el cuello, antes de que el argentino le ganara por ko tras propinarle un puñetazo directo a la mandíbula; y su carga contra Mick McCarthy, seleccionador irlandés, días antes del inicio del Mundial de Corea y Japón, que derivó en la expulsión de Keane de la concentración.

Keane ya ha renunciado a la selección; a Haaland le han hecho abandonar su profesión por el vinagre del irlandés y la insensibilidad de su club, empeñado en ajustar sus balances por encima de todo.

Keane arremete contra Haaland tras lesionarle, en 2001.
Keane arremete contra Haaland tras lesionarle, en 2001.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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