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Reportaje:FÚTBOL | Vuelve la Liga de Campeones

El músculo del gol

Vieri, la amenaza del Inter, pasa más tiempo en el gimnasio que en el césped y ya lleva 100 tantos en el 'calcio'

Un grito de gol cada 70 minutos de juego. Ésa es la rotunda estadística de Vieri esta temporada en Italia. El Inter estaba pasando un mal rato en el estadio Bentegodi, de Verona, ante el Chievo el pasado sábado. El equipo de Héctor Cúper perdía por 2-0 cuando en el minuto 69 Recoba sacó una falta desde un lateral del área y, tras un rechace, Vieri empujó la pelota a la red. No fue un gol bello. Ni siquiera sirvió para evitar la derrota del Inter. Pero le otorgaba al delantero el carné de acceso al selecto y reducido club de los jugadores en activo que han logrado marcar al menos 100 goles en la Primera División del calcio. Vieri es ahora el noveno miembro de esa cofradía, encabezada por Signori, del Bolonia: 177.

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Aparcó Vieri su espíritu viajero en el verano de 1999, cuando fichó por el Inter, y desde entonces sigue fiel a esta camiseta. Cumple su cuarta temporada en un club en el que dice que piensa retirarse cuando cumpla los 38 años. Una promesa sorprendente, visto el nomadismo que ha marcado su carrera. Dos temporadas en el Torino y sólo una en el Pisa, Rávena, Venecia, Atalanta, Juventus, Atlético y Lazio. Su cadencia goleadora en la presente temporada es la más segura apuesta del Inter para conseguir el ansiado título liguero que se le resiste desde 1989.

Vieri (Bolonia, 1973) ha jugado en la presenta campaña 16 partidos de la Liga y ha marcado 19 goles. Sus estadísticas hacen que incluso tiemble el célebre récord establecido por el argentino Angelillo, que consiguió 33 goles con el Inter en la temporada 1958-1959, un registro no superado desde entonces por ningún goleador del calcio.

"Si bate mi marca, el Inter es campeón seguro", dice Angelillo, que define a Vieri como un delantero "que sabe lo que quiere: explotar su extraordinaria fuerza física. Para marcar esa cifra de goles le hacen falta dos cosas: tener su cuerpo a punto y no pensar, porque, si piensa y luego no marca, al final acaba sufriendo".

Sus 185 centímetros y 83 kilos son cuidados diariamente por Juan Manuel Alfano, el preparador físico, argentino, del Inter, que sigue sorprendiéndose por la carga de trabajo que Vieri soporta: "Ante todo, es un entusiasta de la preparación física. Es primero un atleta y después un jugador". Vieri pasa más tiempo en el gimnasio que tocando el balón y eso repercute de manera absoluta en su juego. Su estampa de delantero que logra rematar un centro con dos defensas literalmente colgados de su cuerpo ya es clásica en el fútbol italiano. Técnica pobre y escasa habilidad bajo una armadura de cemento. Vive de la potencia, los movimientos automatizados y su determinación rematadora. Y si hay contacto físico con el defensa de turno, mejor. Y le va muy bien pese al delicado sistema táctico del Inter, un equipo muy directo a la hora de buscar a sus delanteros, sin pausa para la elaboración del juego y que abusa de los balones largos, lo que no impide ser el conjunto más realizador de la Liga gracias a la voracidad de su prolífico delantero.

El Inter fichó a Hernán Crespo y sus asociaciones con Vieri son mínimas. Pero Crespo se lesionó de gravedad y el Inter compró a Batistuta. Otro nueve -no puede jugar en Champions porque lo hizo con el Roma- que aún no ha logrado marcar con su nueva camiseta y con el que a Vieri le resulta difícil convivir. Los dos tiran desmarques hacia el mismo espacio y acaban enredados. Lo que le gusta a Christian es tener a su lado a un delantero complementario que tenga movilidad. Y, sobre todo, adora las asistencias de Recoba, un media punta con una zurda tan precisa como a veces incomprendida por Cúper, que le somete a un terrible sacrificio táctico.

Vieri.
Vieri.

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