La deuda argentina, de puertas adentro
Las empresas recurren al mercado local para refinanciar vencimientos por 4.900 millones
Ni la multimillonaria Amalia Lacroze de Fortabat, dueña de la cementera Loma Negra, ha escapado al ajuste que sufren los argentinos. En septiembre subastó en 15 millones de dólares un dégas y ha puesto en venta otras 19 pinturas de su colección. Loma Negra ha padecido un derrumbe en su facturación por la crisis del sector de la construcción, y su deuda con bancos extranjeros se triplicó en términos de pesos por la devaluación del 69% de la moneda local.
43 compañías de Argentina incumplieron obligaciones negociables por 7.000 millones de dólares en 2002, según Standard & Poor's
La emisión de deuda corporativa ha caído un 50% y dos tercios de ella corresponden a canjes y nuevas obligaciones para refinanciar deuda
Las grandes empresas argentinas endeudadas en dólares en el exterior han padecido la yuxtaposición de la depreciación del peso, la crisis financiera, el efecto de la suspensión de pagos de su país y la desdolarización de sus ingresos -el Gobierno congeló las tarifas de servicios públicos y la depresión económica evitó que la inflación superara el 41% en 2002-.
Españolas afectadas
Son 43 compañías de Argentina las que incumplieron obligaciones negociables por 7.000 millones de dólares en 2002, según la calificadora de riesgo Standard&Poor's (S&P). Otras 14 empresas de otros países latinoamericanos incumplieron pagos por 2.300 millones, frente a sólo tres en 2001. En total se registraron 57 suspensiones de pagos, el triple que el año anterior. Entre ellas figuraron operadoras de servicios públicos de Argentina, algunas de capital español como Autopistas del Sol (Dragados), Metrogas (controlada por la británica BG y participada por Repsol YPF) y Aguas Argentinas (controlada por la francesa Suez Lyonnais de Aux y participada por Aguas de Barcelona).
Las emisiones de bonos en mercados emergentes ascendieron a 98.900 millones, un 21% más que en 2001. En Latinoamérica disminuyeron. La desconfianza de los inversores hacia la región, tras la suspensión de pagos de Argentina y la inestabilidad financiera de Brasil, derivó en que las nuevas emisiones corporativas de Latinoamérica descendieran en el escenario exterior el 34%, hasta 8.610 millones. Las empresas buscaron refugio en los mercados locales, donde el endeudamiento creció un 22%, hasta 17.400 millones.
Sus necesidades de financiamiento seguirán siendo elevadas este año, según S&P. Sobre todo las de compañías de telecomunicación, servicios públicos y medios de comunicación, que están siendo presionadas para que reestructuren sus pasivos mediante ofertas de canje de bonos. Brasil enfrentará un año de abultados vencimientos de deuda privada, por lo que se prevé que numerosas empresas refinacien sus compromisos en el mercado local. "Aun cuando la demanda extranjera de activos brasileños se pueda ver limitada por la incierta perspectiva general de la economía", agrega S&P, en alusión al primer año de gobierno de Lula da Silva.
Los mercados de Chile y México también se mostrarán activos, frente a una menor demanda de activos corporativos por parte de la banca. En México, las empresas de bienes de consumo y minoristas liderarán las colocaciones.
Las emisiones de deuda corporativa en Argentina disminuyeron a la mitad, 3.842 millones, en 2002. Sólo un tercio correspondió a emisiones genuinas, en especial de petroleras, holdings y metalúrgicas. El resto supuso canjes de bonos y nuevas obligaciones para refinanciar deuda. Telefónica de Argentina fue una de las empresas que reestructuraron su pasivo mediante un trueque de títulos.
Las empresas argentinas enfrentarán este año vencimientos por 4.900 millones. Las más comprometidas son los bancos, petroleras, eléctricas y operadoras de telecomunicación y gas. Las compañías precisan recomponer su pasivo y recuperar su acceso al crédito. Un informe de la Fundación Capital indica que para ello resulta necesario que el Gobierno de Duhalde y el de su sucesor eleven las tarifas de servicios públicos, mantengan y profundicen las nuevas condiciones macroeconómicas estables e inicien la negociación de la deuda pública, que servirá como guía para la discusión de los compromisos privados.
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