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El barco sigue soltando chapapote | CATÁSTROFE ECOLÓGICA

El petrolero ha vertido casi 6.000 toneladas de fuel por sus grietas desde que se hundió

Carlos E. Cué

Las 20 grietas abiertas cuando el Prestige cayó sobre el fondo marino a 3.500 metros de profundidad han dejado escapar ya 5.680 de un fuel cada vez más viscoso. Éste el cálculo que ha realizado el Comité Científico, dirigido por Emilio Lora-Tamayo. El batiscafo Nautile ha conseguido, pese al mal tiempo, taponar ocho de ellas. Pero ha necesitado 15 inmersiones, y todavía siguen saliendo cada día unas 80 toneladas de chapapote al mar. En total, sumando las grietas y el vertido grande, cuando se rompió el barco, el barco ha dejado entre 24.000 y 25.000 toneladas en el océano. Y sigue vertiendo.

La mala mar ha complicado tanto las tareas, que los científicos no tienen claro si cumplirán su objetivo de taponar todas las fisuras antes de que acabe el mes. De hecho, y dada la lentitud del Nautile, el comité ya se está planteando una alternativa: lo que ellos llaman un ROV (Remote Operative Vehicle), esto es un submarino sin tripulación, un robot teledirigido.

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El nuevo sistema, aún en estudio, puede trabajar con muy mala mar, pero también pierde operatividad al tratarse de una máquina. Muchas de las grietas están en zonas de muy complicado acceso. Los científicos del Gobierno no lo tienen aún muy claro.

Lo que tampoco tienen completamente definido es la cantidad de fuel que suelta el barco. Ahora reconocen, y así lo hicieron ayer, que las 125 toneladas diarias de las que hablaron en un principio pudieron ser optimistas. Porque para el cálculo sólo se contabilizaron las 14 grietas entonces conocidas. Luego se encontraron otras seis. Ya estaban allí desde que el pecio chocó contra el fondo, dice Lora-Tamayo, pero el Nautile no las había visto. "Algunas son hijas de las primeras", comentó el catedrático Francisco Fernández González.

El comité no quiere aclarar si ése es el fuel que está llegando a la Costa da Morte casi a diario. "Es una posibilidad", concedió Lora-Tamayo, para anunciar luego que Sasemar va a hacer un seguimiento sistemático de lo que llega a las playas para saber de dónde viene. No dijo cuando se empezará, a pesar de que el nuevo fuel llega desde hace dos semanas y desespera a los voluntarios que ven cómo limpian las playas y al día siguientes están igual o, en ocasiones, más sucias. Para ayudarles, Iberia ha ofrecido 50.000 plazas de avión gratuitas a quienes deseen ir a Galicia a limpiar. 10.000 asientos semanales para voluntarios seleccionados por el Gobierno, en una iniciativa promovida por el vicepresidente económico, Rodrigo Rato.

El comité planteó la posibilidad de que el fuel que llega a la Costa da Morte lo estén soltando otros barcos que aprovechan la ocasión para limpiar sus tanques. Algo así ha debido pasar en Portugal, porque las autoridades lusas aseguraron ayer que las galletas de hasta 10 centímetros de diámetro que llegaron a las playas de Esposende no son parte del vertido del Prestige.

Lora-Tamayo insiste en que tapar las grietas es una solución provisional. Pero sobre la definitiva -extracción, sarcófago, explosión- no quiere decir nada. Sólo que es muy difícil: "no hay tecnología, a esto no se había enfrentado nadie", y que ya hay una fecha para el informe científico: mediados de febrero. En él se planteará un abanico de posibilidades con pros y contras. Todavía faltan muchos datos por analizar para llegar a estas conclusiones. Ayer, el comité recibió consejos de los expertos que combatieron el vertido del Erika. La situación es similar, pero este barco estaba hundido a sólo 120 metros de profundidad. Con los informes, los políticos tomarán la decisión final. Que se llevará a cabo seguramente en verano, con mejor mar.

Lora-Tamayo destacó las dificultades de trabajar a 3.500 metros de profundidad. Ni siquiera conocen bien la temperatura del fuel, y si se está solidificando al ritmo previsto, porque en la última inmersión, el Nautile, al intentar medir, perdió el termómetro. Habrá que esperar a la próxima oportunidad.

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