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Una exposición en Girona refleja 300 años de la vida de México a través del colorido de sus pintores

La selección reúne 59 piezas, de los siglos XVII al XX, entre las que hay obras maestras

Un lóbrego rito funerario, una estruendosa fiesta popular o una entusiasta escena de la revolución. Los 59 cuadros que integran la exposición Pintura y vida cotidiana en México: siglos XVII al XX son ventanas abiertas a una vibrante y colorista crónica de 300 años de la vida de México a través de sus mejores pinturas. La exhibición, que ha supuesto años de investigación y catalogación por parte de estudiosos mexicanos, se expone en la sala de exposiciones de la Fundació Caixa de Girona hasta el 2 de febrero de 2003. Algunas de las obras expuestas, cedidas por 35 museos y diversas colecciones institucionales y particulares, son auténticas obras maestras de la pintura mexicana.

La selección de las obras, a cargo de la Universidad Nacional Autónoma de México, tiene como objetivo configurar un análisis riguroso de la vida cotidiana del país mediante obra pictórica de gran calidad estética. Cándida Fernández, comisaria de la exposición, explica que el recorrido pictórico, tras una labor de búsqueda "casi detectivesca", permite contemplar el gran salto de la desacralización que supone el paso "de la procesión religiosa a la manifestación política". Fernández mantiene que la exposición ha logrado un equilibrio entre los aspectos más dramáticos y amargos de la vida y sus aspectos más dulces y anodinos.

Entre los pintores destacados que reúne el evento se encuentran José Clemente Orozco, Antonio Ruiz El Corcito, Rufino Tamayo y David Alfaro Siqueiros. De este último destaca el cuadro El diablo en la iglesia, fechado en 1947 y considerado una de las obras más importantes de la colección del Museo de Arte Moderno de Ciudad de México. La comisaria de la exposición destaca también el extraordinario Escena de un sarao en una casa de campo de San Agustín de las Cuevas, un óleo sobre tela ejecutado sobre un biombo de 10 hojas.

Las pinturas reunidas son obra de 39 artistas y se engloban en un periodo histórico comprendido entre los años 1650 y 1952. En la exhibición hay 13 piezas anónimas. Las obras se agrupan en ámbitos temáticos entre los que se encuentran la familia, la calle como escenario de confrontación social, los espectáculos, los espacios públicos de poder o los espacios sagrados. Dentro de cada uno de estos ámbitos se establece su propio orden cronológico.

La visión de los cuadros ejemplifica la identidad compleja y genuina de México. Su núcleo indígena experimentó una convivencia de cinco siglos con la herencia española -con pensamientos y formas de vida grecolatinos y judeocristianos-. Los estudiosos advierten de que no siempre la pintura muestra la realidad de cada momento. El carácter suntuario o los prejuicios sociales han silenciado algunos temas. Las clases sociales más desfavorecidas de las ciudades prácticamente no aparecen en la pintura durante largos periodos.

La exposición ofrece, además de la radiografía de las temáticas en cada época, una visión diáfana de la evolución del lenguaje pictórico del país. Patrocinada por Fomento Cultural Banamex, el Monte de Sevilla y la Fundación Caixa de Girona, constituye una cuidada selección de las 200 pinturas que integraron la gran exposición que con el mismo título se presentó en el Palacio Iturbide de Ciudad de México en 1999.

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