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Un niño muere en el colegio de un paro cardiaco y sus padres donan los órganos

El adolescente cayó fulminado cuando iba a salir al recreo

F. Javier Barroso

Un adolescente de 13 años, estudiante del instituto de educación secundaria Beatriz Galindo, en el distrito de Salamanca, falleció ayer de un paro cardiaco cuando estaba a punto de salir al recreo. Los padres del joven, que fueron asistidos por los psicólogos del Samur-Protección Civil, fueron trasladados desde el centro educativo al hospital Clínico, donde autorizaron la donación de los órganos de su hijo, según fuentes sanitarias.

Eran alrededor de las doce de la mañana cuando el alumno, de 13 años y estudiante de segundo curso de educación secundaria, estaba a punto de salir al recreo. Había acabado la clase de matemáticas y se disponía a pasar un rato de ocio. De repente, comenzó a sentirse mareado y, según iba andando por el pasillo, se lo comentó a una de las conserjes del centro, según explicó una portavoz de la Consejería de Educación. El menor se quedó sentado, apoyado en una de las paredes de la primera planta, y cayó desvanecido.

Los profesores y el personal no docente del centro se movilizaron de inmediato y llamaron a los servicios de urgencia. Hasta el instituto se trasladó una UVI móvil que intentó reanimar durante más de 45 minutos al muchacho. Todos los esfuerzos resultaron inútiles, ya que no lograron sacarle de la parada cardiorrespiratoria que sufría.

Entretanto, los responsables del centro educativo avisaron a los padres del chaval, que llegaron de inmediato al instituto, adonde también acudieron psicólogos del Ayuntamiento, que atendieron a los progenitores.Los médicos decidieron trasladar al hospital Clínico al menor, ya que podía ser donante de órganos.. Para ello, activaron el denominado código 9, que consiste en trasladar a la víctima con maniobras de reanimación para que los órganos sigan funcionando y puedan ser extraídos lo antes posible.

Gran coordinación

Este código 9 requiere una gran labor de coordinación con la Policía Municipal, ya que la ambulancia que traslade a la víctima debe circular a una velocidad constante de 40 kilómetros por hora a fin de no deteriorar ninguno de los órganos durante el trayecto. Uno o dos coches patrulla escoltan a la UVI móvil en su recorrido e impiden que quede atrapada en un atasco. Para ello, es necesario además que en todos los cruces por los que pase haya agentes municipales que se encarguen de dar prioridad a la ambulancia.

Por último, los médicos del hospital Clínico deben estar preparados para entrar en quirófano con el paciente en cuanto los familiares autoricen la donación. En el caso de ayer, los padres fueron trasladados en vehículos oficiales a las urgencias del centro hospitalario, mientras eran convencidos de la importancia de la donación.

El menor fue intervenido quirúrgicamente y se le extrajeron, entre otros órganos, los riñones, el hígado, las córneas y los huesos más largos, como el fémur o la tibia, según fuentes del Samur. "El corazón y los pulmones, al ser sometido a una reanimación cardiopulmonar, resultan dañados y no pueden ser donados a otros enfermos", comentaron las citadas fuentes.

Los responsables del centro destacaron ayer, a través de la portavoz de la Consejería de Educación, que la víctima era "un alumno ejemplar", que había demostrado "una conducta intachable desde que ingresó en el centro". "Eso ha hecho que todo el mundo haya sentido muchísimo su pérdida y que en el centro haya una gran consternación. Ha sido muy repentino y muy triste", señaló la citada portavoz.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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