El mercado nacional tira del carro
El sector turístico andaluz puede preciarse de haber tenido algo más que un buen verano. En una coyuntura económica desfavorable en los principales mercados emisores extranjeros, Alemania y Reino Unido, lograr un crecimiento del 4,1% es cuanto menos notable, y más aún si se contrasta con las dificultades que atraviesan algunos de los destinos españoles más potentes como Baleares y Canarias.
Ya desde comienzos de 2001, la oferta turística andaluza dio muestras de su consolidación y de su capacidad para verse menos perjudicada que otros destinos por el parón en el crecimiento del movimiento turístico, agravado por los acontecimientos del 11 de septiembre.
El factor más determinante para ello ha sido el mercado nacional. Es verdad que el balance del verano apunta una estimable recuperación de clientes internacionales, pero por encima de ello confirma que son los turistas españoles quienes principalmente tiran del carro, y donde siguen encontrándose interesantes márgenes de crecimiento de la demanda.
Andalucía se ha consolidado como el destino preferente para los turistas españoles, favorecida por la variedad de su oferta, y la sensible mejora de la calidad de ésta en los últimos años. Avanzar en la diversificación con apuestas arriesgadas y de calidad en segmentos como el turismo rural, cultural, deportivo, o de congresos parece así el eje en el que deben girar las estrategias para no perder esta posición privilegiada e incluso para mantener el ritmo de crecimiento.
La diversificación ha sido la herramienta hasta ahora más eficaz para combatir la desestacionalización de la actividad turística en Andalucía, pero exige esfuerzos inversores en materia de infraestructura y en la ampliación de la oferta de ocio.
Es momento de reflexión. La oferta de turismo residencial ha sido elemento esencial para esta alta fidelización del cliente, pero a costa de un desarrollo urbanístico que exige una revisión del modelo.
