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FESTIVAL DE OTOÑO | TEATRO
Columna
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El mestizaje

El crítico de música de La Verdad, de Murcia, Jam Albarracín, dice: 'Europa ha muerto. Y sobre sus ruinas emerge, altiva y turbadora, Ute Lemper'. Sobre otro espectáculo del Festival, Pentesilea, de Peter Stein, también pensaba yo en algo mejor que una muerte: un mestizaje. Lemper, tan querida, tomó una Europa que todavía no ha dejado de existir, la de Weill, la de Piaff: se fue a Nueva York y la convirtió en algo neoyorquino. Todo Nueva York era así hasta que el mestizaje de otros pueblos la transformó. No soy contrario al mestizaje: estoy preocupado por la pureza, que suele traer anquilosamiento en las artes. El jazz, bajo cuyo lema se presentaba Ute Lemper en el Albéniz, es precisamente un mestizaje, un mestizaje perturbador de sus grandes creaciones.

Como Peter Stein en Pentesilea: el director por encima del autor, y el mestizaje de las culturas. El autor, Von Kleist, descubierto en Europa en los mismos años en que las canciones europeas de Lemper alcanzaban un grado muy alto (Von Kleist, l777-l811) fue descubierto en París (El principe de Homburgo, en el Teatro Nacional Popular) y en su propia patria, donde se suicidó. Quizá por la brutal caída que le produjo la crítica de Goethe y, por lo tanto, la de todos los demás. Hay que tener cuidado con los santones. La crítica se debía a que Goethe defendía el helenismo puro, la antigüedad pura, y despreciaba a Von Kleist por lo que aquí se llama ahora mestizaje. Era un romántico ya, como Goethe lo era con Werther. El complejo sistema sadomasoquista de sexo, deseo, amor, sangre y muerte que colocó en esta Pentiselea, de las supuestas amazonas que atacaron a los griegos que sitiaban Troya, era un pensamiento mestizo.

Peter Stein agudiza el mestizaje y el romanticismo: Aquiles es el guerrero que tambien ama a Pentesilea, la vence él, pero tiene que ser vencido por ella para poder amarla; la amazona mezcla su amor con su necesidad de vencer con las armas y literalmente devora a Aquiles. Stein es autor de la frase: 'Recordar es un acto político'. Subversivo, naturalmente. Obra que ha caído en sus manos ha salido de ellas como propia. Esta del antepasado Kleist, con texto propio, traducido al italiano, con sobretítulos en español y colaboraciones internacionales, es un mestizaje valioso. Queda una poesía original seria y grave. No evita la pesadez de la acción corta y repetitiva no fácilmente comprensible para el espectador.

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