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"El fútbol español sigue estancado"

En Benito Floro (Gijón, 1952) su vocación de maestro de escuela se impone sobre la de entrenador. Y ya es decir para quien lleva 21 años dedicado al fútbol. Siempre ha viajado con ese tono didáctico y, tras entrenar en Japón y en México vuelve al fútbol español.

Pregunta. El Villarreal le ficha por un año, ¿confía poco en usted?

Respuesta. No. Yo siempre he fichado por un año, salvo en el Madrid, que fue por dos, porque quiso Mendoza [ex presidente madridista].

P. Pero llega al Villarreal porque es la opción más barata.

R. Ni me ha preocupado cuando era el más caro ni cuando pueda ser el más barato. Si fuera por eso, triste sería para ellos porque en el fútbol lo barato es caro. Pero eso pregúnteselo a Fernando Roig [presidente del Villarreal].

'El 60 o el 70% de los goles y de las ocasiones de gol tienen su origen en un saque de banda'
'Es una memez decir que el talento está frenado por la organización del juego ofensivo'

P. Parece como si Palermo tuviera que jugar por decreto.

R. Pues bienvenido sea el decreto. Es un futbolista que se rompe las narices para hacer las cosas positivas.

P. Usted no tiene representante, ¿por qué?

R. Porque si un entrenador tiene un representante que es el mismo que el de tres de sus jugadores, eso origina suspicacias al resto.

P. Vuelve cinco años después al fútbol español. ¿No cree que se le ha pasado el arroz?

R. Mi trabajo está muy vivo y en permanente cuestionamiento interno. Tengo una gran fundamento pedagógico.

P. En su momento, usted fue un innovador que trajo teoría y ciencia a un mundo muy rudimentario. Ahora, en cambio, parece que abundan los entrenadores que han mejorado lo que usted proponía. Por ejemplo, Rafa Benítez.

R. ¿Qué ha mejorado Rafa? Una gran parte de los que me enjuiciaron a mí, tanto en positivo como en negativo, no comprendieron lo que estaba haciendo: lo que Floro aporta es una organización del fútbol ofensivo. El juego de ataque no estaba organizado. Todo se basa en salir a luchar, a contraatacar y a tener dos futbolistas de calidad. Entonces hay una persona que, desde muy abajo, empieza a trabajar el salir jugando desde atrás, a poner el equipo al servicio del canalizador y del rematador. Eso es el 90% de lo que Floro aporta al fútbol, añadido al trabajo defensivo y a las acciones a balón parado. ¿En qué se queda todo eso? En el queso manchego, en que ha subido al Albacete, en que no oye bien pero es un psicólogo, en si un limón aparece por ahí...

P. Pero su prestigio desde el 92 ha caído en picado.

R. Eso es enjuiciar. A la salida del Madrid, el Albacete, que está destrozado y arruinado, me llama. Y le ganamos al Barça en su casa y llegamos a las semifinales de la Copa del Rey.

P. Eso, en 10 años, es poca cosa.

R. Al año siguiente mantenemos al Albacete en Primera con una plantilla que se había hecho para Segunda. ¿El método es malo?

P. Entonces, ¿por qué no le llegaron ofertas?

R. El fútbol no tiene nada que ver con la oferta y demanda. Habría que analizar por qué firma o no un directivo. El fútbol de ataque está muy empobrecido.

P. ¿Hay algún técnico que haya seguido su propuesta?

R. He visto un equipo muy modesto y sencillo, el Sevilla de Caparrós, que sacaba el balón desde atrás jugado ante el Valencia, que lo sacaba en largo. Si un equipo con un gran potencial no sale con el balón jugado, su juego de ataque combinativo no está trabajado. Ahora empiezo a ver algunos equipos que ensayan acciones a balón parado.

P. ¿Amenaza con volver a la teoría de los saques de banda?

R. Eso sucedió cuando me fui del Madrid: la escuela de entrenadores alicantina me invitó a dar una conferencia y les preparé una sobre los saques de banda.

P. Eso es mecanizar el fútbol.

R. ¿La mecánica es mala? Si no fuera por ella, usted no podría escribir por ordenador. Si usted va a sacar de banda, tiene que pensar a quién se la da.

P. No es una jugada tan importante para dar una conferencia.

R. Vaya a las estadísticas: el 60 o el 70% de los goles y de las ocasiones tienen su origen en un saque de banda que no se le presta atención. Y ahora cuando meten un gol de saque de banda, dicen a veces: 'vaya hombre, Benito estará contento'. Recuerde el gol de Raúl tras el pase de saque de banda de Roberto Carlos en la final de la pasada Copa de Europa. Pero por encima de todo, esa conferencia era para una escuela de entrenadores. Lo que hicieron aquellos que la criticaron fue ridiculizar la pedagogía, los libros y las enseñanzas.

P. Con 37 años, usted asciende al Albacete a Segunda, al año siguiente a Primera, queda séptimo ese ejercicio y se va al Madrid, donde gana la Copa del Rey. ¿Se le subió a la cabeza?

R. Tengo los mismos amigos entonces que ahora. Tras salir del Madrid, volví a un Albacete arruinado. Y si no nos birlan la Liga, ese año en el Madrid conseguimos Copa, Liga y Supercopa. Me faltó un asesor de imagen que me dijera que no apareciera tanto, porque todos me estaba tomando como novedad, no por valorar mi trabajo. La fama la detesto y me gustaría pasar inadvertido.

P. ¿No fue un milagro, para alguien que venía de tan abajo, llegar al Madrid?

R. Fue una casualidad.

P. Usted fue víctima del Dream Team de Johan Cruyff, un técnico muy intuitivo, al revés que usted.

R. Todo lo contrario. Johan es muy organizado. Tiene su formación clásica: 3-1-3-3. Y Guardiola no juega de extremo derecho. Ni Romario de medio centro. Tenía muy definido el juego: Koeman-Guardiola, envío a Stoichkov o a Laudrup a banda, un centro, un cruce de Berigistain y remate. Johan es un tipo muy libre que está por encima de muchas tonterías.

P. ¿Quiénes son sus referentes?

R. He captado detalles de muchos: la movilidad del delantero centro de Di Stéfano, la necesidad del uno contra uno de Cruyff,...

P. ¿Fue muy mal futbolista?

R. No, fui un buen futbolista, centrocampista o central, pero cuando acabo la etapa juvenil, pierdo cinco años estudiando y trabajando. El título juvenil lo saqué con 21 años. Mi obsesión era cualquier deporte: jugaba a voleibol y entrenaba a un equipo; lo mismo en el fútbol. Luego hice magisterio porque también me encantaba.

P. En 1996 dijo que quería probar en el fútbol alemán, italiano e inglés, pero acabó en el japonés y en el mexicano.

R. El fútbol inglés me encantaba antes de que se llenara de grandes estrellas desaprovechadas como en el actual Liverpool: ¡qué diferencia respecto al de Dalglish! El equipo en el que estuve en Japón era una maravilla táctica, pero con grandes fallos en ambas porterías.

P. ¿Qué aprendió en México?

R. Que el fútbol se interpreta igual en todo el mundo. Primero se ataca y después se defiende. Para ello, la defensa tiene que ser rapidísima para robar el balón.

P. ¿Su apuesta por el psicólogo?

R. Tristemente apareció de una forma ridícula, pero ahora se ha visto que los clubes lo aplican.

P. ¿Cómo ha evolucionado el fútbol español?

R. Pregúnteme por qué sigue estancado.

P. Entonces ¿por qué domina en Europa?

R. Eso no tiene nada que ver con el juego. Puede ser por rachas. Hay equipos que se han reforzado a cambio de 16.000 millones de pesetas de déficit. No creo que sea el camino. No creo que sea superior al resto de Europa. A pesar del enorme esfuerzo de Camacho, España ha dado todo lo que puede dar. No puede dar más.

P. ¿Está al día del fútbol internacional?

R. Más o menos.

P. ¿Conoce al entrenador del Chievo?

R. ¿Para qué quiere que le diga eso?

P. Gigi Del Neri está practicando un buen fútbol con un equipo modesto. ¿Esa es su idea?

R. Es una idea de bastantes técnicos. Debemos romper esa barrera de que el talento y la inspiración están frenadas por la organización del juego ofensivo. Es una memez. Nunca ha habido más libertad que en un grupo organizado.

P. ¿Qué está leyendo?

R. Vivan los animales, de un científico español, anótelo, lo recomiendo a todo el mundo. El fútbol y la vida son semejantes.

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