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Entrevista:ADELAIDA IGLESIAS | Violinista

'Estudiar y estudiar es el único camino del músico profesional'

A los cinco años ya quería sacar música de 'esa cosa que se toca con un palo'. La precoz vocación de violinista de Adelaida Iglesias dio sus frutos: acabó una brillante carrera de violín y se incorporó a la Orquesta Sinfónica de Bilbao (BOS) siendo todavía una adolescente. Después de 44 años ininterrumpidos en las filas de la orquesta, interpretó el pasado mes de junio su último concierto. 'Ya era hora de irme', dice. 'Quiero, sobre todo, dejar paso a los jóvenes. Me encanta verles en los atriles, cómo luchan, su entusiasmo con la música. Me gusta muchísimo ver una orquesta con jóvenes'.

Pregunta. ¿Cómo ha vivido la jubilación después de 44 años en una empresa tan especial?

Respuesta. Con pena, porque soy muy vocacional. Pero estoy deseando hacer otras cosas, como estar con mis nietos, que pronto nacerá el tercero, ir a Estados Unidos a ver a uno de mis hijos, o viajar. Vivir estos años y hacer cosas que no he podido hacer hasta ahora.

P. Usted ha visto desde dentro la evolución de la formación.

R. Sí, ha tenido muchos altibajos. En los años 60 la reforma de [Rafael] Frühbeck consiguió cosas muy interesantes. Luego vino el declive porque se fueron muchos músicos, grandes valores, a la Orquesta de Radio Televisión Española. Unos cuantos románticos mantuvimos durante muchos años la orquesta, en condiciones precarias. Eramos muy entusiastas, pero poco reivindicativos.

P. En los años 80 llegó a la BOS un buen número de músicos extranjeros. ¿Qué aportaron?

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R. Los primeros fueron ingleses, muy profesionales. Dieron un gran impulso a la orquesta. También los músicos que llegaron de los países del Este. Crearon escuela, porque también se dedicaron a la enseñanza.

P. ¿Hacia dónde va la BOS?

R. Ahora va hacia arriba. Llevamos un buen camino, con directores invitados y solistas de calidad. La orquesta tiene que salir más fuera de Bilbao.

P. ¿Por qué no capta más público?

R. Bueno, es que es la música es una cosa muy elitista, es minoritaria. En Bilbao son los mismos melómanos los que van a todos los conciertos, a la ópera. Pero pienso que hay más afición que antes.

P. ¿Están los vecinos de Bilbao orgullosos de la orquesta que lleva el nombre de su ciudad?

R. Tenían que estarlo mucho más. La orquesta es un lujo para Bilbao.

P. ¿Y cómo se le puede sacar más rendimiento?

R. Con más conciertos populares y llevando la orquesta a la calle, como ya se va a hacer este verano. Y con los conciertos didácticos. Así se llega al pueblo.

P. ¿Qué necesita una orquesta para sonar con estilo propio?

R. Un buen director, un buen concertino, unos buenos cabezas. Todos buenos.

P. ¿Quién pesa más en el resultado final?

R. Una buena batuta.

P. Defienda al violín.

R. Es dificilísimo, como todos los instrumentos de cuerda. Es una maravilla de instrumento, ha sido mi vida. Tiene una vertiente romántica y sonora que no tienen otros.

P. ¿Qué le ha dado el violín?

R. Muchísimo. Muchas satisfacciones a lo largo de mi carrera, muchas emociones. Cuando yo entré en la orquesta, con 17 años Emma Jiménez tocaba en una gira que hicimos un concierto de Chopin que me ponía los pelos de punta. Todas las tardes, en el segundo movimiento, me salían las lágrimas. Todavía no lo he olvidado.

P. ¿Qué requiere un músico profesional?

R. Vocación, desde luego, porque no es un camino de rosas. Hay que estudiar mucho en casa. Estudiar y estudiar, es el único camino, no hay más misterio. Tocar en dúos, en grupos de cámara, eso te forma enormente. Somos trabajadores, sujetos a un sueldo y con nuestros representantes sindicales, y a la vez, artistas.

P. ¿Ofrecen los conservatorios una buena formación?

R. Sí, cada vez más. Salen mucho mejor preparados que antes, sobre todo saben desenvolverse en el atril, leen [las partituras] mucho más. Antes no aprendíamos a hacerlo y a los de mi edad nos costó conseguirlo .

P. ¿Es la de músico una profesión con futuro?

R. Sí, sí. Hay que trabajar mucho, pero también es difícil ser ingeniero o médico. El atril es muy duro, pero da muchas satisfacciones. Es una profesión artística, que engancha.

P. ¿Ahora acudirá a los conciertos a escuchar a sus ex compañeros?

R. Por supuesto. Al principio con mucha pena, con nostalgia pero iré. Y también soy de la Sociedad Filarmónica y de la ABAO.

PERFIL

Un padre melómano despertó en Adelaida Iglesias (Bilbao, 1940) su afición musical. Cantó en una coral, estudió ballet, solfeo y violín y acabó los estudios en el Conservatorio con premio de fin de carrera. Ahora quiere descubrir la didáctica para trasmitir el amor a la música a sus nietos.

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