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Entrevista:AMPARO BARÓ | Protagonista de '7 vidas'

'Sole es una transgresora en una serie de antihéroes'

Elisa Silió

A la actriz Amparo Baró le daba miedo que con su papel de Sole en la serie 7 vidas la gente pensara que estaba haciendo una 'mamarrachada'. Sin embargo, ahora no existe ningún proyecto teatral que ilusione lo suficiente a la artista catalana de 64 años para, de ofrecérselo, plantearse dejar esta serie en la que lleva trabajando desde sus inicios, hace nueve temporadas. A finales de septiembre se emitirán los nuevos capítulos de 7 vidas, que termina hoy la temporada con un emotivo enlace.

Pregunta. ¿Va a haber cambios en la serie?

Respuesta. Sé que Florentino Fernández no estará. Pero no sé las sorpresas que nos tienen guardadas los guionistas. No creo que me vaya a salir otro hijo, que ya tengo dos muy raros.

P. ¿Qué puede ocurrir?

R. Intuyo que va a aparecer un personaje del que se habla mucho pero que todavía no ha salido, que es el hijo de Aida. El otro día, Carmen Machín, que está de tournée, me decía que cuando sale del teatro no dicen '¡ay! Carmen Machín, de 7 vidas'. Dicen: 'Anda, la madre de Jonathan'.

P. ¿Qué camino cree que tomará su personaje?

R. Ya está muy marcado, Sole puede cambiar muy poco. Si se queda sin hijos tendrá que vivir con alguien. No la van a dejar sola a la pobre, aunque sea tan mandona y rara. Debe seguir como es, una mujer que se lleva muy bien con la gente joven. Es una transgresora nata y eso me gusta. Somos un grupo de personas antihéroes totales. Unos pobres a los que todo sale a medias. Son buenísimas personas, pero hacen cosas muy raras, de locos. Y en este último capítulo ya la locura desborda. El Gran Wyoming casa a Diana, vestida de blanco, con su novia, vestida de capitán de navío.

P. ¿Dónde radica su éxito?

R. Sesenta personas hacen 7 vidas, pero creo que la raíz de todo son los guionistas. El guión tiene una importancia absoluta. Son un grupo maravilloso de jóvenes que escriben bien porque se lo pasan bien. Se matan de risa.

P. Sin embargo, a usted le daba miedo el proyecto.

R. Lo que pasa es que pensaba: vamos a ver dónde me meto. Pero tenía muchas ganas. Precisamente por la juventud de todos los que trabajan creo que me siento tan bien. Yo he hecho muchísima televisión, y ésta es la primera vez, aparte de mis comienzos con Jaime Armiñán y Adolfo Marsillach hace mil años, que lo estoy pasando realmente bien. Rodamos con público y no hay ninguna risa enlatada. Ninguna. Incluso hay veces que el técnico de sonido tiene que rebajar las risas para que se puedan oír los diálogos. Y eso es estupendo para mí, que soy más bien de teatro. Me gusta mucho esta mezcla. Ensayamos, ensayamos... y el día de la grabación es como una representación. Eso da mucha vida. Por eso no tengo gusanillo de hacer teatro. Es una forma muy distinta. A los que empiezan que no han hecho teatro les aterroriza, pero a los de mi generación nos gusta mucho.

P. En la serie hay un continuo ir y venir de actores. ¿Cómo afrontan tanto cambio?

R. Cuando se fue Tony Cantó nos quedamos como diciendo 'Dios mío, ¿y ahora qué va a pasar?', y la serie siguió. Luego se fue Paz Vega y dijimos '¡madre mía!'. Y no ha habido temporada que no hayamos subido de audiencia . No es una serie popular como otras muchas, pero tiene una clientela estupenda, fija. Cuando dijeron que no estaba Javier Cámara pensé 'adiós, estamos perdidos', porque Javier estaba maravilloso. Pero no pasó nada. No hay nadie imprescindible. Porque todos tenemos nuestro trocito de protagonismo.

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Sobre la firma

Elisa Silió
Es redactora especializada en educación desde 2013, y en los últimos tiempos se ha centrado en temas universitarios. Antes dedicó su tiempo a la información cultural en Babelia, con foco especial en la literatura infantil.

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