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Rajoy acorraló a los terroristas, pero se le escapó la delincuencia

Miguel González

Mariano Rajoy aterrizó en Interior el 28 de febrero del 2001, con galones de vicepresidente, para sustituir a Jaime Mayor Oreja, enviado al País Vasco como candidato a lehendakari. En estos 16 meses, las Fuerzas de Seguridad han obtenido brillantes resultados en la lucha contra ETA, con la detención de numerosos terroristas, entre ellos dos comandos Madrid y gran parte del llamado complejo Donosti, pero se han mostrado mucho menos eficaces con la delincuencia común, que ha crecido más del 10%, hasta el punto de que el PSOE ha convertido este problema en uno de los ejes de su crítica al Gobierno. Rajoy no ha resistido la tentación de vincular la delincuencia con la inmigración e incluso ha anunciado un endurecimiento de la Ley de Extranjería, que el PP ya reformó al inicio de esta legislatura. Pero su gran proyecto, aún por estrenar, es la Ley de Partidos Políticos, que abre la puerta a la ilegalización de Batasuna.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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