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Reportaje:Mundial 2002 | Brasil, campeón por quinta vez

"Un fallo me condena de forma brutal"

Kahn, con dos dedos de la mano vendados por un pisotón, explica su desolación 'inconsolable'

José Sámano

Con fuego en los ojos, los dedos meñique y anular de su mano derecha vendados y un chicle mordido con saña, Kahn, el mejor portero del campeonato, el conductor de Alemania hasta la final, fue el primero en ponerse bajo los focos mediáticos. ¿En qué pensaba usted, tan meditabundo, al concluir el partido? Una respuesta seca: 'En lo que piensa cualquiera cuando pierde'. Una pista más adelante: 'En el único fallo que he cometido en todo el Mundial he sido condenado de forma brutal'.

Kahn subrayó que le resultaba extremadamente difícil pensar en cualquier otra cosa que no fuera lo sucedido en el primer gol, cuando la pelota, tras el disparo de Rivaldo, se le escapó de las manos y fue a parar al peor sitio posible, al callejón por el que había atajado Ronaldo camino de la gloria. 'No tengo consuelo, no puedo pensar en nada relacionado con el futuro inmediato', apuntó. Señal de su desazón fue la escena que relató con Pierluigi Collina, el árbitro, que le tendió su hombro al poco de concluir el choque.

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'Collina vino a consolarme, pero no hubo manera; no tengo consuelo posible', repitió Kahn, que aprovechó su referencia al italiano para deslizar su mala fortuna con éste, que realmente se ha pasado media vida intentando aliviar al capitán del Bayern. Collina fue el árbitro de otra trágica noche de Kahn, la que vivió en 1999 en Barcelona frente al Manchester United, cuando los ingleses sepultaron a los alemanes en la final de la Liga de Campeones con dos ráfagas en los últimos minutos. Y también estuvo presente en el segundo acto más dramático en la carrera de Kahn, cuando los ingleses, en la fase de clasificación mundialista, le colaron cinco goles en su propia casa. 'Y ahora esto; desde luego, este árbitro no me da suerte'.

Sobre sus dedos entablillados, Kahn explicó que tiene una lesión de ligamentos de la que los doctores le habían dicho que tardará unas tres semanas en recuperarse. La lesión se la produjo poco antes de recibir el primer gol, el que le condenó. Fue a causa de un pisotón involuntario de Gilberto Silva, que intentó rebañar otro mal rechace de Kahn, el primero de la lluviosa noche. 'No creo', respondió de forma lacónica al ser preguntado si la herida pudo influir en el fatal desenlace posterior.

Kahn, de 33 años, ensalzó con insistencia el 'excelente' trabajo realizado por el equipo alemán, que, en su opinión, ha puesto en este Mundial los cimientos para la cita de 2006 en tierras germanas. 'Hemos tenido un ambiente magnífico, con una mezcla de jugadores que fracasaron en la Eurocopa de 2000 [Alemania fue eliminada en la primera fase] y querían rehabilitarse y jóvenes que quieren llegar a la cita de 2006', apostilló el desconsolado meta alemán, que concluyó su intervención de forma elocuente: 'Mi cuerpo necesita vacaciones'. La mente tardará en cicatrizar pese al capote que le echaron todos sus compañeros en sus declaraciones.

'La línea que separa al héroe del perdedor no es tan delgada en ninguna demarcación como en la del portero', había comentado Kahn antes de la final. Cuando era joven y jugaba en el Karlsruher, Kahn llenó su habitación de mensajes para darse coraje. Ahora devora libros de psicología y visualiza la clase de situaciones que se puede encontrar en un partido. Su padre, Rolf, futbolista profesional del Karlsruher en los sesenta, siempre ha sido consciente de la fiereza en el carácter de su hijo: 'Quiere explorar regiones a las que nadie puede ir, atrapar balones que no se pueden coger'. Su ambición no tiene límites. Y eso que nunca lo tuvo fácil. Hasta hace poco, su agresividad y obsesión por triunfar lo convirtieron en objeto de befa: 'Si eres humillado año tras año, pueden pasar dos cosas: que acaben contigo o que tengas unas ganas enormes de demostrarles lo que eres'. Al final, lo ha demostrado: la FIFA le otorgó ayer el Trofeo Yashin, que corona al mejor portero del mundo. A pesar del fallo, que le ha humanizado.

Kahn, en el suelo, tras uno de los goles de Brasil.
Kahn, en el suelo, tras uno de los goles de Brasil.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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