_
_
_
_
_

La reconstrucción del fenómeno

Contra toda esperanza y dos años después de su última operación, Ronaldo está cerca de volver a ser el futbolista que maravilló al mundo

Carlos Arribas

Muchos firmaron el certificado de defunción de Ronaldo como futbolista cuando el 12 de abril de 2000 el tendón rotuliano de su rodilla derecha saltó hecho pedazos. Nadie daba un duro por su recuperación. Aquella rotura (recuerden: apenas siete minutos después de entrar al campo, un intento de finta en velocidad ante Couto, Ronaldo al suelo, el grito de dolor, las dos manos en su rodilla derecha) no era el primer incidente: más bien parecía el punto final de un largo y triste proceso degenerativo, el fin de un futbolista hipertrofiado. Cuatro meses antes, el 21 de noviembre, en San Siro, Inter-Lecce, Ronaldo ya había sufrido la rotura parcial del mismo tendón, del punto clave que enlaza la musculatura del muslo con la rodilla, con el punto de articulación que le permite correr, disparar, fintar, golpear, que le permite ser futbolista: los tendones son los tejidos que transmiten la fuerza mecánica de la contracción muscular a los huesos. Y un año antes jugó lesionado el Mundial, enfermo de tendinitis crónica, unas rodillas periódicamente sometidas a infiltraciones de corticoides y antiinflamatorios, a curas con Voltarén. Antes aún, julio de 1996, a punto de dejar el PSV para fichar por el Barça, su rodilla derecha ya dio el primer susto, la primera rebelión contra el proceso acelerado de engorde para convertir a un adolescente brasileño, ágil y elegante, delgaducho, que desembarcó en Holanda con 17 años, en un superatleta de muslos de velocista y fuerza de lanzador. Era una historia conocida, un proceso en el que siempre la naturaleza, se decía, sale ganadora.

Ahora que todo parece haber terminado, el doctor Saillant reconoce: 'Yo también lo dudaba'
Más información
Brasil hace un favor al fútbol
Brasil desnuda a Inglaterra
Brasil según 'San' Marcos
Turquía busca el desquite ante Brasil
Ronaldo, entre la precaución y el sueño
Los secundarios, al medio campo
Selecciones:: Brasil

La rotura del tendón rotuliano es una lesión poco extraña en personas ancianas. Cuando se produce en un deportista robusto, de 23 años, como Ronaldo, la causa no puede ser otra que un proceso degenerativo. 'La degeneración suele provenir del sobreuso, de la sobrecarga repetida o de antecedentes de infiltración con corticoides', explica el traumatólogo español Luis González Lago. En su cargada carrera profesional, comenzada a los 17 años, Ronaldo ha acumulado tendinitis en ambas rodillas, pocos periodos de descanso, altas cargas de entrenamiento y dos operaciones anteriores de rodilla. 'Las tendinitis crónicas por sobrecarga degeneran en tendinosis, con necrosis interna del tejido del tendón. Y cuando se operan, si no se limpia bien la zona, se acaba suturando tejido muerto, que vuelve a desgarrarse enseguida', explica González Lago. 'Para operar estas roturas se busca inicialmente descargar el aparato extensor , para lo que se fabrica con alambre un cerclaje de rótula-tibia. Así se puede suturar sin tensión después de limpiar la zona'. Así procedió el profesor Gérard Saillant, afamado traumatólogo francés, que lo operó durante un par de horas en París. 'Los milagros no existen', dijo tras la intervención. 'Necesita por lo menos ocho meses de recuperación antes de volver a jugar y aun así tampoco puedo decir, ni yo ni nadie, que volverá a jugar. Será, en todo caso, un proceso largo y difícil'.

Saillant se quedó corto. La recuperación de Ronaldo fue una peregrinación dirigida por su fisioterapeuta personal, Nilton Petrone, un personaje con aura de gurú y dudosa reputación. Ronaldo trabajó en Francia y luego en Brasil. La falta de actividad dejó sus piernas sin musculatura. Fue un proceso lento de reconstrucción medida para evitar nuevas tensiones al tendón. Un proceso con altibajos y depresiones, con trabajo psicológico y mucha paciencia. Por primera vez en su vida, Ronaldo iba a tener tiempo para recuperarse: se acabaron las presiones y los apremios. Un psicólogo le ayudó a superar el miedo a una recaída, el gran peligro, un miedo que Ronaldo era incapaz de quitarse de encima: visionó centenares de veces la imagen de su lesión, su carrera, su dribling, buscando encontrar un contacto con Couto; aquello le liberaría, el saber que no se lesionó solo, que hubo una entrada. Pero se lesionó solo. Era para hundirse.

Hundido estaba, a pesar de estar en Río, con su familia, con el clima caluroso y seco bueno para los músculos, en la arena de la playa, esa superficie en la que sus ejercicios tendrían un resultado perfecto. Y ni el psicólogo podía con él. Pero un día recibió una visita que lo cambió todo. 'Vino a verme Pelé', cuenta Ronaldo, 'y me recordó que también tuvo una lesión grave, que le dijeron que nunca volvería a jugar, y que un par de años después, ganó el Mundial del 70, alcanzó la cima de su juego'.

El 8 de marzo de 2001, el profesor Saillant le da el alta médica. Ya está oficialmente curado. Puede volver a entrenarse. Tras la reconstrucción, otra fase delicada, la puesta a punto atlética, la recuperación de la resistencia muscular, de la velocidad, de la fuerza. Periodo duro, con pasos atrás y dudas. Y quizás culminado con prisas. Ronaldo reapareció en diciembre de 2001. Volvió a jugar y volvió a lesionarse. Problemas musculares, se dijo. Problemas de adaptación. Regreso a la enfermería.

Fueron meses de nuevas dudas en los que encontró la ayuda de las manos mágicas de Philippe Boixel, el osteópata francés que también trata en privado a Zidane, Owen y Blanc. Suyo fue el penúltimo ajuste: la dieta que le hizo bajar a su peso en forma, 83 kilos, el programa de recuperación psicofísico que le reeducó, que le enseñó a correr otra vez, a hacer palanca girando la rodilla, a evitar contracturas y tirones musculares, una terapia dirigida a devolver la seguridad al futbolista.

En Corea, Ronaldo no pudo terminar el partido ante Inglaterra. Se retiró acusando, en sus palabras, 'fatiga muscular', un pequeño trastorno que no pone en duda sus posibilidades de futuro ni la calidad de su reconstrucción. Ahora que todo parece haber terminado, en el momento en que Ronaldo parece haber vencido a las leyes de la naturaleza, es cuando Saillant da un suspiro de alivio y reconoce: 'Yo también he dudado'.

Ronaldo regresa al hotel del equipo brasileño tras someterse a unos exámenes médicos en una clínica.
Ronaldo regresa al hotel del equipo brasileño tras someterse a unos exámenes médicos en una clínica.REUTERS

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_