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Reportaje:REPORTAJE

Turbulencias musicales en Internet

Tomàs Delclós

Graves turbulencias zarandean a los grandes protagonistas de la música en Internet. Los intentos de las multinacionales discográficas de organizar la venta de música en la Red desde sus propios portales o servicios (MusicNet o Pressplay) no cuajan. En el otro frente, los sitios de intercambio gratuito de música albergan millones de usuarios, pero apenas tienen ingresos y algunos se han quedado incluso sin dinero para pagar a los abogados.

Después de 10 años de crecimiento del negocio musical, en 2001 las ventas de discos bajaron un 5%, y este año se espera un declive del 12%. La industria está convencida de que la explicación está tanto en la piratería de los CD como en el tráfico gratuito por Internet.

En siete meses, el número de clientes en Europa de sitios comerciales de descarga de música ha caído un 45%. El canje gratuito ha crecido un 59%
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El pasado lunes, Napster presentaba suspensión de pagos, una maniobra previa a su total adquisición por el grupo Bertelsmann (BMG). Hace menos de dos años tenía 60 millones de amigos descargando música gratuita desde su panza. Pero en julio de 2001 cerró, acosado judicialmente, a la espera de lanzar un servicio de música de pago del que todavía no se sabe nada. La asociación norteamericana de las multinacionales discográficas (RIAA) y grupos como Mettalica lo acusaban en los tribunales de piratería. Aquel cierre fue su primera victoria. Y esperan otras. La RIAA tiene casos abiertos contra Grokster, Kazaa, Morpheus, StreamCast y Audiogalaxy, que entró en esta temida lista negra el pasado mes. El que se salva, por ahora, es Gnutella, difícil de perseguir por su sistema técnico altamente descentralizado.

Todos son herederos de Napster. Todos trabajan con variantes de la tecnología peer to peer (P2P, entre pares): el internauta se descarga su programa y cuando busca una canción concreta se despliega la lista de otros internautas que la tienen en su ordenador. Se pincha en el archivo del donante que parece más propicio -por ejemplo, porque tiene banda ancha- y se descarga en la máquina del peticionario. Desde aquel momento, éste también estará en la lista, haciéndola crecer, multiplicarse. Todos estos sitios argumentan que en este intercambio entre colegas no hay piratería porque nadie vende ni compra nada. Pero las discográficas alegan que es un tráfico ilegal porque nadie paga derechos.

Rendición

Algunos de estos sitios pueden morir de éxito. Tienen muchos usuarios, pero las colectas son miserables. Tanto es así que las compañías que sostienen Kazaa y StremCast han anunciado que no pueden pagar las dietas de los abogados. Kazaa está a la espera de ser juzgada en rebeldía. 'Las querellas han puesto a la compañía fuera del negocio. Hemos preguntado a los demandantes las condiciones de la rendición', aseguraba a la revista digital Cnet un portavoz de la empresa holandesa que está buscando fórmulas de supervivencia que han irritado a su gente.

Un paso ha sido abrir un sistema de venta de resultados de búsqueda. Por ejemplo, si la discográfica de Britney Spears compra la frase 'I love rock and roll', el internauta que busque este tema... se encontrará al principio con un enlace a la canción y la opción de comprar este archivo o el CD. Kevin Bermeister, principal directivo de la compañía que lleva esta campaña, espera que fórmulas como ésta puedan convencer a la industria del entretenimiento de que el P2P puede funcionar. 'Los ejecutivos de las casas de discos tienen miedo de hacer algo nuevo porque sus abogados los tienen cogidos por el cuello', aseguró a la revista digital Wired.

El invento más terrible fue incluir en la descarga de Kazaa un programa que se instalaba en el ordenador del internauta y abría una puerta trasera a la compañía que lo gestionaba, Brilliant, para alquilar a terceros el espacio libre del disco duro. Con cientos de miles de ordenadores a su alcance, podía usarlos, un caso, para tareas de computación distribuida. Las quejas por esta red oculta llegaron tan alto que Brilliant ha prometido no activar el programa sin el permiso expreso del propietario del ordenador. En represalia, un hacker ruso ya había creado un programa con las mismas prestaciones que Kazaa, pero sin el software espía, el KazaaLite.

En noviembre del año pasado, usuarios de un sitio hermano, Audiogalaxy, detectaron otro programa espía que permitía a su propietario recibir los datos de navegación del internauta. En este caso, parece ser, el responsable no era Audiogalaxy, sino una compañía publicitaria que lo había incrustado en su banner (anuncio en línea). Estuvo activo una treintena de días. Pero también entonces un hacker había replicado con otro audiogalaxy sin espías.

La última desgracia ha sido la detección de virus dañinos que viajan con algunos de los archivos que se descargan de Kazaa sin saber de dónde vienen, lo que extiende una sensación de inseguridad en los usuarios.

Pero las multinacionales discográficas, a pesar de sus victorias en los tribunales no pueden dormir tranquilas. Los sitios gratuitos se multiplican, y sus iniciativas de pago no prosperan. Según Jupiter MMXI, entre noviembre de 2001 y mayo de este año, el número de visitantes en Europa a sitios de descarga comercial de música ha caído de los 3,6 millones a menos de dos millones. Un descenso del 45%. En este mismo periodo, el número de usuarios de programas de intercambio gratuito, como Gnutella, pasó de 7,1 millones a 11,3 millones, un aumento del 59%.

Servicio poco amigable

RealNetworks, AOL Time Warner, BMG y EMI lanzaron en Estados Unidos la plataforma Musicnet. No tuvo buena acogida ni entre la prensa ni entre los usuarios. Es un sistema de suscripción que según la cuota permite escuchar o guardar en el ordenador un determinado número de canciones. Pero hay detalles poco amigables. Si te das de baja, los archivos descargados dejan de escucharse y, sobre todo, no permite tostar la canción en un CD y escucharla en otro terminal, en el coche, por ejemplo. Sony y Universal están detrás de Pressplay. También es por suscripción, y nunca se ofrece un CD entero. Sin embargo, en Pressplay se puede copiar el tema en un CD, una oferta que poco a poco van incorporando los sitios de descarga de pago.

Algunos de los mismos artistas que se quejaron de la piratería de Napster han protestado ahora por los pocos centavos que los sitios oficiales de las discográficas les reembolsan por las descargas. La respuesta ha sido que el coste de implantación es tan alto que las mejoras económicas tendrán que discutirse cuando el horizonte sea más halagüeño. Un portavoz de la Sociedad Digital de Autores y Editores manifestó a este diario que, pese a todo, la venta por descarga en Internet tiene futuro, aunque las discográficas han de resolver problemas de pago con sus artistas y una situación de monopolio de facto en la Unión Europea. Por ahora, sin embargo, los usuarios no ven argumentos para emigrar y aumenta el festín en el P2P gratuito.

Dos experiencias en España

EN ESPAÑA HAY VARIOS SITIOS que ofrecen descarga musical de pago. Vitaminic es una iniciativa italiana. Según Salvador Fábrega, el responsable del portal español, tienen 340.000 archivos disponibles. El sitio luce en la portada la licencia de la Sociedad General de Autores. 'Somos legales y estamos sometidos a una competencia feroz de los Audiogalaxy y similares'. Para Fábrega, todo va a serenarse, a reconducirse: 'Estamos atravesando un puente de tres o cuatro años'. Weblisten.com es un sitio español, con tecnología propia, con cuatros años en la Red. Tienen 60.000 usuarios y 15.000 clientes de pago con distintas fórmulas de abono. Por 7,78 euros, por ejemplo, sus clientes pueden escuchar todo el fondo de 120.000 canciones durante un fin de semana. 'Es una especie de tarifa plana', comenta Jaime Bernadé, director general. El 10% de sus visitas llega de fuera de España, 'y hemos advertido un incremento notable desde Holanda', quizá de usuarios de Kazaa, escaldados por lo que está pasando ahí. ¿Pero por qué alguien pagará en Weblisten para escuchar una canción que puede descargar gratis en otro sitio? 'Captamos clientes que buscan calidad y seguridad. En los programas de intercambio de archivos hay muchos problemas: puede llegarte un virus, te bajas un archivo pensando que es una canción de Madonna y te puedes encontrar con un tema de Manolo Escobar porque no conoces ni el archivo ni quién lo ha colgado, que puede ser un mentiroso. Nosotros partimos de formatos originales, damos atención al cliente y usamos plataformas de pago seguro'. Y están al corriente con las sociedades que gestionan derechos de autor. Para Bernadé, el error de las multinacionales es pensar que un disco se vende igual en una tienda que en Internet. Hay que tener en cuenta el precio, los contenidos... Con un equipo base de 12 personas, Weblisten capea un temporal que ha enviado a pique a unos cuantos, menos modestos. Las discográficas, por su parte, en un intento de evitar que quien tenga un CD lo copie y distribuya por la Red, están probando sistemas de cifrado que impidan escuchar un CD en el ordenador. Algunos son tan agresivos que han fastidiado el PC. Para colmo, hace apenas un mes se desveló que rayando el CD con un rotulador rojo... se caía la protección de algunos de estos sistemas. En España, la SDAE está desarrollando un programa araña para detectar copias ilegales en la Red. Necesita que los discos lleven una marca de agua, y aún son pocas las discográficas que la colocan.

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