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Columna
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Sra. Rushmore

Nunca antes, que se sepa, un club de fútbol había ironizado sobre su entidad. La leyenda popular atribuyó al Alcoyano tener más moral que el Alcoyano, pero no fue el Alcoyano quien se tomaba a chacota. Todos los clubes han demostrado que son más que un club. Un club es un símbolo, una catedral espiritual, un tótem. En los oficios religiosos y en los encuentros de fútbol queda excluida la inclinación a bromear. Es preciso que ocurra algo extraño al acontecimiento para que la formalidad se quiebre, la regla vacile y la escena adquiera una categoría que permita reír. De otra manera, el público y los oficiantes se comportan con gravedad porque allí 'cada cual sabe lo que se juega'. Hay partidos en la cumbre, duelos de titantes, partidos de vida o muerte, encuentros tan grandiosos como fiestas mayores y alborozos o lutos que sólo la Iglesia ha sabido escenificar igual. El fútbol es una cosa tan seria que hasta los árbitros vestían de negro, como los jueces y los curas, o saludan a los capitantes como comulgantes lanzando la moneda al aire. El fútbol siempre fue como una religión, y un club, como un santuario sacralizado donde habitaba el equipo. ¿Cómo burlarse de cosas así?

Sólo uno lo ha hecho: el Atlético de Madrid. El primer club en la historia del fútbol que ha logrado ser tan superior como para tomarse a chirigota su 'añito en el infierno', cuando bajó a Segunda, y hasta seguir con la guasa después con un niño que desde el asiento trasero del coche decía: '¿Papá, por qué somos del Atlético de Madrid?

¿Por qué ahora es vital y distinto el Atlético de Madrid? El Madrid es señor, glorioso, jactancioso. El Barcelona es una rica llorosa y secundona, al Valencia le chorrean los cirios de la Virgen de los Desamparados siempre en rogativa erecta. Todos son clubes excelsos y campanudos. No se les puede ridiculizar. Sólo el Atlético ha logrado, por fin, abrir una brecha al humor. Ahora, el anuncio atlético dice con una solemnidad a lo Torrente: 'Ya estamos aquí', y desde la tapa emerge el rostro del Mono Burgos demacrado por meses de vida en el alcantarillado. El fútbol se ríe de sí mismo. ¿Otra novedad femenina? Podría ser. La agencia creadora de los spots se llama Sra. Rushmore.

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