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La escuela de circo de Granada se atasca tras varios años sin un consorcio que lo gestione

El proyecto tiene una deuda de 745.000 euros de cuyo pago nadie se hace responsable

Javier Arroyo

La escuela de artes circenses de Granada surgió como una idea del PP en 1996. En 1998, Ayuntamiento y Emilio Aragón Miliki concretaron la idea y se decidieron a ponerla en pie. Ahora, sin un órgano legalmente capaz de gestionarlo, la escuela está empantanada y con un arquitecto y un constructor que reclaman aproximadamente 745.000 euros al Ayuntamiento por un proyecto y unas obras encargadas por una persona que ahora ni siquiera pertenece al proyecto. Tanto el Consistorio como Miliki niegan haber encargado esas obras.

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El circo estable y la escuela internacional de artes circenses contaban con el apoyo moral y material de uno de los payasos más prestigiosos de España. Era una idea tan buena para la ciudad que, cuando el Partido Popular perdió la alcadía en las últimas elecciones municipales, el alcalde de Granada, José Moratalla, hizo suyo el proyecto. Al menos, de palabra, ya que han tenido que pasar varios años y muchos problemas para que arranque el consorcio que debe regirlo, lo que parece ocurrirá en unos días, según fuentes del propio Ayuntamiento. En la falta de este organismo está precisamente el origen de todos los males que rodean a la creación de esta escuela circense ya que ha permitido que el proyecto quede sin una única cabeza visible mientras unos y otros hacían encargos muy costosos en nombre de no se sabía quién.

El caso es que en mayo de 2002 la situación es, cuando menos, paradójica. Por un lado, aún no se ha constituido el órgano gestor en el que estén todas las partes (el Ayuntamiento, la empresa de Miliki y otros patrocinadores) y que permita contratar y poner en marcha el proyecto. Por otro lado, el Ayuntamiento ya cedió en 2000 un terreno para el circo y, allá por otoño de ese mismo año, según el propio arquitecto Domingo Chinchilla Navarro, una señora llamada María Elena le encargó, en nombre de la futura escuela de circo, un proyecto por valor de 24.000 euros (4 millones de pesetas) de urbanización de esa parcela que fue realizado y que aún está sin retirar del Colegio de Arquitectos porque nadie lo ha pagado.

Esa misma señora, ahora fuera del proyecto e ilocalizable, le encargó a la empresa constructora Narila S. L. que efectuara las obras que reflejaban los planos. El uno de enero de 2001 la constructora comenzó los trabajos. Cuando cinco meses después pasa facturas al Ayuntamiento por valor de 720.000 euros (120 millones de pesetas) se encuentra con la sorpresa de que le dicen que allí no es, que vaya a cobrárselos a Pantomima S. A., la empresa de Miliki. Según el Ayuntamiento, ellos no han encargado nada porque el encargo partió de Pantomima. Tanto en el caso del arquitecto como en el de la constructora, los encargos fueron verbales y nunca por escrito. 'Se trataba de una relación de confianza con estas personas y, además, nos insistían en que había prisa. Que si el circo debía estar listo para el día de Reyes... En fin, siempre había una fecha que nos obligaba a darnos prisa', dice el arquitecto Chinchilla.

Con la situación en este punto, el constructor decide paralizar las obras hace justamente un año y pocos días. Obras que, por cierto, tenían licencia de obras concedidas por el Ayuntamiento pero de las que no había planos sellados por el Colegio de Arquitectos al no haberse realizado pago alguno. Por ello, la constructora tuvo que trabajar con los planos suministrados por el propio arquitecto.

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En todo este embrollo hay una pregunta clave: El problema es ¿quién es esa tal María Elena y a quién representaba, al Ayuntamiento o a Pantomima S. A. y, por tanto, quién encargó de verdad las obras?. Arquitecto y constructor, cada uno por su parte, creen, aunque no tiene certeza absoluta que la tal María Elena (de la que desconocen más datos) 'nos pareció en su momento algo así como una persona de confianza de Pantomima en Granada que solía venir acompañada de Mario Castiel, el representante de Miliki'. En cualquier caso, también les pareció con buenos enlaces en el Ayuntamiento. Este último niega tener ninguna relación con esta persona. El encargado de este asunto por parte de Pantomima, Tony Corominas, no respondió las diversas llamadas de este diario. Por su parte, Mario Castiel no quiso hacer comentarios sobre quién era esta María Elena ni sobre si él había estado o no en la génesis del proyecto. Castiel se limitó a decir que él 'no podía hablar en nombre de Pantomima aunque sabía que todo se va a solucionar en una semana o dos y ya tenemos un equipo de personas preparada para trabajar en el circo y la escuela'. Emilio Aragón estaba estos días ilocalizable fuera de España. El arquitecto, por su parte, sí reconoce haber discutido con la misteriosa María Elena y Mario Castiel detalles del proyecto.

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