Consumo de drogas
Es fácil caer en la alarma social y la estigmatización del consumidor al hablar de drogas. Es necesario que todos pongamos de nuestra parte para evitar los alarmismos y tomar medidas en la reducción de daños, ya que parece casi imposible evitar el consumo de drogas.
Es preciso ahondar en la educación e información, no sólo de los jóvenes, sino también de los padres y madres, educadores y de cuantos componemos esta sociedad. También es necesario crear infraestructuras de apoyo para los adictos que han fracasado en otros tratamientos, darles cobertura con centros de bajo umbral de exigencia, del estilo del centro Hontza, a poder ser con más capacidad y amplio horario. O la creación de narcosalas con un equipo de laboratorio que analice las sustancias que lleven los consumidores para así evitar muertes innecesarias por sobredosis o adulteración y, a su vez, permitir que ese consumo esté sujeto a unos mínimos de salubridad.
También es preciso valorar la posibilidad de buscar mecanismos para, a pie de calle, hacer pequeños controles de las pastillas que lleven los jóvenes, dejando la responsabilidad del consumo o no a la libertad del consumidor, pero con la información de los peligros de dichas sustancias. Apelo del mismo modo al consumo responsable de cualquier tipo de droga, legal o ilegal.
