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La vida en el buscador 'número uno'

Google crece con sus propios recursos y desarrolla un modelo de negocio atípico en Internet

Patricia Fernández de Lis

Google nació cuando todos sus competidores ya cotizaban en Bolsa, no ha invertido un dólar en promocionar su marca y crece con el dinero que ingresa, ya que no está en el parqué ni ha ampliado nunca capital. Pero esta puntocom es el más premiado y conocido buscador de Internet, y ya tiene beneficios. Quiere abrir una oficina de ventas en España antes de final de año.

Google es el motor de búsqueda más visitado, pero no ha invertido en 'marketing'. Tampoco permite publicidad con gráficos en su web
La compañía prepara una tecnología de búsqueda por voz, y abrirá oficina en España antes de final de año

'Sopa de pollo baja en calorías', 'iguanas salvajes', 'conducir sin licencia'. Las frases se deslizan en el panel electrónico situado en el vestíbulo de las oficinas de Google, en Mountain View (Silicon Valley). 'Geología', 'fotos de Monica Bellucci'. Cada frase responde a una búsqueda que está realizando un internauta cualquiera, en cualquier parte del mundo, y en ese momento preciso, gracias a Google (www.google.com), probablemente el buscador más popular de Internet. Google recibe unas 150 millones de preguntas al día, y utiliza una base de datos de 3.000 millones de páginas web para responderlas. 'Mus'. 'Investigaciones de la SEC'. La búsqueda Operación Triunfo aparece dos veces en un cuarto de hora.

Google no es otra puntocom, aunque su historia es muy similar a la de tantas otras que murieron tras el crash de abril de 2000. Los universitarios Sergey Brin y Larry Page idearon este sistema de búsqueda en 1995, y fundaron Google tres años después con 25 millones de dólares de capital riesgo de los dos fondos más potentes de Silicon Valley, Sequoia Capital y Kleiner Perkins Caufield & Byers. Sus 200 empleados tienen una media de edad de 30,1 años, y llevan una vida clásica de puntocom, con reuniones en salas donde juegan al pimpón mientras discuten, y oficinas vistosas y coloridas.

Pero Google es una rara avis. Llegó relativamente tarde a Internet. En 1998, Yahoo! ya llevaba dos años cotizando en Bolsa, y Amazon aumentaba sus ingresos un 300% respecto a 1997. Éstas y otras compañías realizaban ingentes inversiones en publicidad para dar a conocer su marca -Yahoo! se gastó ese año el 45% de sus ingresos en marketing-. Google, en cambio, ha conseguido convertirse en la sexta web más visitada de Internet, y lo ha hecho sin invertir un centavo en publicidad, tan sólo con el boca a boca. 'Si construyes un buen producto, la gente, al final, terminará usándolo', resume Omid Kordestani, , vicepresidente de ventas mundiales y desarrollo de negocio de Google y la persona que puso en marcha el modelo de negocio de la compañía.

Ese modelo es otra de las diferencias sustanciales entre la empresa y sus competidores. Google es tan sólo un buscador, en un mundo donde los buscadores han tratado de ser cualquier otra cosa. Yahoo!, Terra Lycos, MSN, Excite o Altavista se convirtieron en portales repletos de contenidos y servicios para evitar que los internautas que visitaban sus páginas las abandonaran en cuanto encontraban lo que andaban buscando. Todas las compañías citadas, excepto Yahoo!, pierden dinero, y Excite está en bancarrota. Google sigue siendo sólo un buscador, y es rentable desde principios de 2001.

Google tiene dos tipos de ingresos: la explotación de su tecnología y la venta de publicidad. En el primer negocio, Google alquila su compleja técnica de búsqueda a 130 compañías de 30 países para que la utilicen en sus web o en el rastreo de documentos internos.

La segunda pata de ingresos es la publicidad, y aquí Google es, de nuevo, una excepción. Sus competidores venden espacios publicitarios en bloques, y la brutal caída de este negocio ha hecho que vendan anuncios cada vez más integrados en los contenidos, incluso sobreimpresionados sobre ellos. Google mantiene sus páginas limpias de inserciones publicitarias animadas con gráficos. Los anuncios aparecen en forma de texto, en la parte superior o derecha de la página, e identificados como 'enlaces patrocinados'. Google tampoco ha adoptado una técnica muy común entre sus competidores, que es vender a las compañías la posibilidad de aparecer en los primeros puestos de las búsquedas que realizan los internautas.

Kordestani explica por qué su compañía se niega a aceptar publicidad tradicional en sus páginas, algo que, según él, forma parte de la filosofía interna de la compañía: 'Desde el primer día, siempre nos hemos preocupado de no incluir ningún elemento que moleste a los usuarios; nos aseguramos de que los resultados de sus búsquedas provengan de la Red, de que estén ordenados según su calidad, y de que no haya elementos, como la publicidad, que entorpezcan su proceso de búsqueda, que es lo que han venido a hacer'.

La 'virginidad' del producto

Esta filosofía ha conseguido que Google se convierta en el buscador más visitado y también que se produzcan pequeñas revoluciones cada vez que anuncia un servicio que parece poner en peligro la virginidad de su tecnología. La semana pasada, por ejemplo, Google puso en marcha una iniciativa que, básicamente, permite que los anunciantes que paguen más aparezcan en los primeros puestos de los sitios patrocinados. Es decir, obliga a los anunciantes a competir entre ellos. Una mala interpretación de la nota de prensa provocó una oleada de protestas en Internet, porque los usuarios creían que Google iba a vender su contenido al mejor postor. Google tuvo que apresurarse a desmentirlo. 'Esto es como un medio de comunicación, nuestra credibilidad depende de que mantengamos una completa separación entre el producto y su venta', explica Kordestani.

Google es una compañía de capital privado, es decir, no está en Bolsa, y asegura generar suficiente efectivo como para no estarlo en un futuro próximo. Sus gestores se aferran a este argumento para no decir cuánto dinero ingresan, ni qué parte de este dinero se debe a cada pata de su negocio (buscador y publicidad), aunque una estimación de Salomon Smith Barney sitúa los ingresos en 60 millones de dólares (69,28 millones de euros) en 2001. Lo único que aclaran en Google es que son rentables, siguen creciendo y contratando, y eso suena a milagro en Silicon Valley. Por eso, las oficinas de Google están repletas de gente; periodistas y ex trabajadores de puntoscom las visitan como si fuera un santuario. Hace unos meses, explica Kordestani, la compañía no podía permitirse pagar los alquileres de ese lado de la bahía de San Francisco, rebosante de puntoscom. Ahora, sobra tanto espacio que los empleados de Google han improvisado una pista de hockey en el parking del complejo de oficinas.

Kordestani no habla sobre el futuro de Google. No aclara si van a utilizar su efectivo para comprar empresas -'lo haremos si es interesante'-, aunque sí adelanta que están investigando en la tecnología de búsqueda por voz, y que en el último trimestre abrirán oficinas en España e Italia para vender su tecnología a las empresas del sur de Europa -ya lo hacen en Tokio, Toronto, París, Londres y Hamburgo- . Se trata, dice, de seguir desarrollando tecnología 'relacionada con la gestión y el manejo de la información, y éste es un negocio que no tiene fin'.

'La empresa quiere que estemos sanos'

Se hacen llamar googlers, y dicen que trabajan en un lugar llamado Googleplex. Los trabajadores de Google, el 50% de ellos ingenieros y doctores, tienen saunas en los baños, gimnasios - 'la compañía quiere que estemos sanos', dice una joven trabajadora-, y bebida y comida gratis; en realidad, bebida sin alcohol, y frutos secos, patatas fritas, dulces y cereales. Todo está marcado con pegatinas 'Google', que los trabajadores colocan también en sus bicicletas y camisetas. Las paredes están repletas de los recortes de las miles de apariciones que la compañía ha tenido en la prensa. Google, en todas partes.

La empresa recibe unos 600 curriculum vitae al día. David Krane, director de comunicaciones corporativas, atribuye este hecho a la 'atractiva cultura' de Google. Los viernes por la tarde, en una reunión apodada TGIF -acrónimo de gracias a Dios que es viernes-, los googlers se sientan en una sala donde reflexionan sobre la empresa. Después se reúnen alrededor de un piano y cantan y bailan. 'Tratamos muy bien a nuestros empleados', dice Kordestani .A nadie parece molestarle pasar la tarde del viernes en la oficina, ni hay comité de empresa ni ningún otro órgano de representación de los trabajadores.

Los ejecutivos de Google explican que éste es un negocio 'muy serio'. 'Nos tomamos nuestra responsabilidad con los usuarios, y nuestra conexión con ellos, más en serio todavía', explica Kordestani. La seriedad se demuestra echando un vistazo al consejo de administración. Además de sus fundadores y su presidente, Eric Schmidt (ex directivo de Sun y Novell), están los dos inversores de capital riesgo más prestigiosos de Silicon Valley, John Doerr y Michael Moritz, y entre sus asesores técincos se encuentra Jakob Nielsen, el más famoso guru del diseño en Internet.

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Sobre la firma

Patricia Fernández de Lis
Es redactora jefa de 'Materia', la sección de Ciencia de EL PAÍS, de Tecnología y de Salud. Trabajó diez años como redactora de economía y tecnología en EL PAÍS antes de fundar el diario 'Público' y, en 2012, creó la web de noticias de ciencia 'Materia'. Los fines de semana colabora con RNE y escribe, cuando puede, de ciencia y tecnología.

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