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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Donde la policía toma café

Mi barrio era aburrido, no había ningún sitio donde divertirse, para hacer algo interesante tenías que ir al centro. Pero era seguro. Ahora ya no es aburrido, han abierto un ciber, un local lleno de ordenadores donde muchos jóvenes pueden pasar el rato. Todo el barrio estuvo de acuerdo en que era una gran idea, así sus hijos estarían más cerca de casa. Así ha sido, ahora muchos niños no salen de casa por miedo, y los jóvenes salen del barrio para alejarse de lo que pasa ahora. Esto se debe a que atraídos por este centro han venido ciertas bandas que se dedican a insultar, pegar y robar a todos los que ven inferiores a ellos. Pero el barrio es un sitio muy tranquilo y nadie parece darse cuenta de nada. Cuando oímos que en un barrio hay muchos problemas solemos pensar en drogas, robos, últimamente en extranjeros, peligros que se ven a distancia, se recomienda a los hijos que no vayan solos. Son buenas recomendaciones a tomar en cuenta, ¿pero, cómo evitar al grupito de chavales que hay cerca de la parada del autobús o de la esquina donde has quedado con los amigos? En muchos casos estos grupos son más peligrosos que cualquier drogadicto o ladrón, porque su intención es provocar miedo y divertirse a costa de otros, para ello perseguirán a su presa, la esperarán en la puerta del local donde se haya escondido o cosas mucho peores cuanto más se resista.

Los llamados barrios conflictivos están vigilados por la policía y a simple vista ocurren pocas cosas, ya que delante de un coche patrulla nadie atraca a nadie. Sin embargo, en los barrios 'tranquilos' como el mío, la policía sólo va a tomar café y eso no detiene a estas bandas.

Pero ¿de quién es la culpa? Los que deciden hacer algo y avisan a las autoridades son ignorados, ya que ¿cómo van a ser peligrosos unos niños de 16 años? Y así la policía sigue tomando café en mi calle mientras los niños la miran con nostalgia.

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