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Alemania presiona para evitar una amonestación de Bruselas por su alto déficit

Alemania está ejerciendo una fuerte presión durante las últimas horas entre los distintos miembros de la Comisión Europea para evitar que mañana se active el mecanismo conocido como alerta temprana por acercarse su déficit peligrosamente al límite del 3% del producto interior bruto (PIB) establecido en el Pacto de Estabilidad. El Gobierno alemán, dirigido por el canciller Gerhard Schröder, trata de evitar a toda costa esta amonestación, que se produciría además en un año electoral. Portugal recibirá una reprimenda similar a la alemana.

'Los alemanes están presionando como locos', afirmó ayer a la agencia británica de noticias Reuters una alta fuente de la Comisión Europea. Los servicios del comisario europeo de Asuntos Económicos, Pedro Solbes, presentarán sus evaluaciones de los programas de estabilidad -países que integran la moneda única- y de convergencia de nueve países, entre ellos el de España.

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Los jefes de gabinete de los comisarios y del presidente Romano Prodi ya han dado su visto bueno para que este miércoles se aplique por primera vez este mecanismo contra Alemania y Portugal, por el que se advierte a los gobiernos de sus desviaciones respecto a los objetivos del Pacto de Estabilidad. Será, además, el segundo toque de atención serio que se dé a Lisboa por ir por la senda opuesta a la del resto de países de la zona euro en el ámbito presupuestario. 'Si no se toma una decisión, la posibilidad de hacerlo en el futuro quedará en entredicho', advirtió Solbes hace una semana ante el Ecofin después de un intenso debate.

Entonces, el ministro alemán de finanzas, Hans Eichel, se opuso frontalmente al recurso de este mecanismo con el argumento de que su nivel de déficit era consecuencia del impacto de los atentados del 11 de septiembre en su economía.

Las cifras hablan por sí solas. En 2001 el déficit se situó a cuatro décimas del límite establecido en el Pacto de Estabilidad y para este año se espera que esa distancia se recorte otra décima. Además, están las recomendaciones que desde Bruselas se hicieron hace un par de años pidiendo a Alemania y a los países que gozaban de un crecimiento fuerte para que aprovecharán la bonanza para mejorar su resultados presupuestarios.

La presión alemana para evitar la amonestación de la Comisión no se quedó solo ahí. La advertencia llega en un momento políticamente tan sensible para Alemania que hasta el último minuto se está intentando desde Berlín que Bruselas eche marcha atrás y suavice su recomendación. Fuentes comunitarias aseguraron que 'la labor de lobbying está siendo fuerte'. Pero en el Ejecutivo comunitario se insiste en que 'se trata de una cuestión de credibilidad' y que el proceso debe seguir su curso. En cualquier caso, la decisión definitiva la tiene el Ecofin y habrá que esperar hasta la reunión de mañana de los comisarios para conocer el tono final de las conclusiones de Bruselas.

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