Alfred Heineken,el magnate holandés de la cerveza
El empresario holandés Alfred Heineken, que convirtió la firma creada por su abuelo en uno de los gigantes mundiales de la cerveza, falleció en la noche del jueves al viernes a los 78 años, en su domicilio de Noordwijk, junto a su esposa, Lucile, y su hija única,Charlene, según anunció su empresa. En abril de 2001 había sido víctima de una hemorragia cerebral y desde entonces su salud era muy frágil.
Nacido el 4 de noviembre de 1923 en Amsterdam, Alfred Heineken se había incorporado a la firma en 1942, trabajando durante varios años en el departamento de publicidad, antes de convertirse en presidente del grupo en 1971. Intuitivo, lleno de ideas y proyectos, era más que un jefe de empresa, aunque su sentido de los negocios no planteaba dudas a nadie. 'No vendo cerveza, vendo calor humano', acostumbraba a decir. Apasionado por el marketing, antes incluso de que existiera la palabra, fue él quien dio el color verde a todos los productos de la marca y el que inventó el logo estrellado de la empresa.
Entre sus célebres proyectos se cuenta uno para poner fin a las guerras en Europa creando 75 estados con el mismo número exacto de habitantes. También, el de crear una botella cuadrada, que después de usarla pudiese transformarse en ladrillo y contribuir a solucionar los problemas de alojamiento en el Tercer Mundo. La idea no se llevó a la práctica, ya que los directores de la compañía no la juzgaron compatible con el prestigio de la marca.
Convertido en uno de los hombre más ricos y más famosos de Holanda, fue secuestrado en 1983 junto con su chófer, Ab Doderer, y retenido durante tres semanas. Fue liberado a cambio de un rescare de 35 millones de florines (16 millones de euros). A partir de entonces redujo considerablemente sus apariciones públicas y prácticamente no volvió a conceder entrevistas
Amigo de la familia real holandesa, amaba la música, la arquitectura, el cine y la fotografía. Incluso depués de su dimisión de la presidencia del grupo, Freddy, como le llamaban sus amigos, vigilaba la marcha de los negocios, sin que se tomara ninguna decisión importante sin consultarle. Su hija, Charlene de Carvalho, casada con un banquero inglés y madre de cinco hijos, le sucederá al frente del grupo.
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