_
_
_
_
_

Aznar desarma el discurso autonomista de Zaplana

El jefe del Consell podría retrasar su ascenso a la presidencia del Comité de Regiones hasta 2004

Eduardo Zaplana gusta de apurar el margen de maniobra que disfruta como presidente de la Generalitat y ha subrayado que aspira a liderar el debate sobre la participación de las comunidades autónomas en la construcción de la Unión Europea. Pero el primer obstáculo con que tropieza para desplegar su vocación autonomista es su propio jefe de filas en el PP. José María Aznar, presidente del Gobierno, rechaza la presencia de las comunidades autónomas en las reuniones del Consejo de la UE incluso cuando se aborden temas que les afecten directamente.

Sería impropio del próximo presidente del congreso nacional del PP enfrentarse a su jefe
Zaplana ha mostrado interés por el modelo alemán que prevé la presencia de regiones

Nacionalistas vascos y catalanes, socialistas, incluso Manuel Fraga, presidente de la Xunta de Galicia y padre fundador del PP, reclaman otro talante del presidente del Gobierno. Zaplana, de momento, calla.

El presidente del Gobierno, José María Aznar, considera que el traspaso de la Sanidad a todas las comunidades autónomas y la cesión de la recaudación de ciertos impuestos culminan el desarrollo del Estado de las Autonomías que consagró la Constitución de 1978. Más aún, ya ha anunciado que los delegados del Gobierno serán investidos de nuevas responsabilidades para velar por la adecuada prestación de los servicios públicos desde las Administraciones periféricas.

Aznar presidirá la Unión Europea durante el próximo semestre y todo indica que seguirá impulsando el peso del Consejo, donde participan representantes de los Estados miembros, en detrimento de otros foros, esencialmente la Comisión, que pierde gas como embrión de un futuro gobierno europeo. El Comité de Regiones (CdR), un foro consultivo en el que participan representantes de las ciudades y gobiernos regionales de la UE, probablemente ni siquiera entra en sus cálculos.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

El presidente de la Generalitat, sin embargo, concede la mayor importancia al CdR, que presidirá durante dos años a partir de febrero de 2002 o dos años después (en el lapso restante ejercerá como vicepresidente). El acierto de España, el compendio sobre financiación autonómica en el que Zaplana glosó su modelo sobre la materia, incluía varias reflexiones de mayor alcance sobre el desarrollo de la Constitución. El último capítulo, dedicado a la responsabilidad de los gobiernos regionales en la construcción europea, apuesta decididamente por una implicación directa de las comunidades autónomas en las decisiones ejecutivas de la UE.

La reciente declaración de Laeken, diseñada por el presidente belga saliente de la UE, recogía en su redacción inicial una clara vocación regionalista. Después de todo, el rey de los belgas tiene súbditos de dos comunidades nítidamente diferenciadas tanto por su lengua como por su religión. Aznar, entre otros, forzó una redacción descafeinada de la declaración en todo lo relativo a presencia regional en foros decisorios de la UE.

Zaplana, por el contrario, ha mostrado interés por el modelo alemán, que prevé la presencia de dirigentes regionales cuando el Consejo tome en consideración asuntos que les afectan directamente. Lo mismo que los nacionalistas vascos, que esgrimen ese argumento en las negociaciones con el Gobierno central sobre la renovación del concierto vasco. El último capítulo de esta negociación entre el gobierno vasco y la Administración central ha sido la oferta del PNV de firmar el concierto vasco a cambio de que el Gobierno se comprometa a negociar en los próximos seis meses la fórmula de representación del País Vasco en las instituciones europeas.

También los nacionalistas catalanes -aunque de manera mucho más suave dada la necesidad que tiene Jordi Pujol de los votos populares en el Parlamento de Cataluña- y dirigentes autonómicos socialistas amenazan con abandonar la comisión regional sobre asuntos europeos si Aznar insiste en negar su presencia efectiva ante la UE. El propio Manuel Fraga, que designó a Aznar como sucesor al frente del PP, ha trasladado su malestar al Gobierno por la misma razón.

La presencia de los regionalistas de Unión Valenciana en el Parlamento autonómico durante la pasada legislatura y la remota posibilidad de que recuperen representación parlamentaria en el futuro obliga a Zaplana a apurar la escasa vocación autonomista del PP. Su reciente conferencia, de título interrogativo, sobre la necesidad de un partido nacionalista para defender los intereses de los valencianos, es sólo el último botón que ilustra la persistencia de esa presión.

Sería impropio de Eduardo Zaplana, presidente del próximo congreso nacional del Partido Popular, enfrentarse a su jefe de filas por cuestiones de ámbito europeo cuando el partido pretende consagrar en Madrid el patriotismo constitucional. Pero el presidente de la Generalitat gusta de ejercer la coherencia y es previsible que pretenda retrasar su ascenso a la presidencia del CdR hasta febrero de 2004 en espera de un ambiente más favorable a su discurso sobre la responsabilidad de las regiones en la construcción europea.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_