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La operación a dos bandas de Abengoa

El grupo vende su división eólica y entra en el bioetanol en dos días

Alejandro Bolaños

La adquisición de High Plains Corporation, la quinta sociedad norteamericana del sector, permitirá a la empresa de la familia Benjumea cuadruplicar ya su producción de alcohol etílico deshidratado (pasará de 100 millones de litros anuales a 422). Y todo sin recurrir al endeudamiento. La firma sevillana podrá afrontar la compra de High Plains Corporation, que le costará unos 17.000 millones de pesetas, con los ingresos (18.136 millones) de la venta de su división de energía eólica a la holandesa Nuon, hecha pública un día antes. Una operación a dos bandas que, además, permite observar el interés de la firma por explorar nuevas oportunidades.

La facturación de Abengoa, empresa presidida por Felipe Benjumea, la primera empresa andaluza (más de 200.000 millones de negocio en 2000), se basa en la ingeniería civil -su negocio tradicional acapara más de la mitad de su facturación-, las telecomunicaciones y la gestión de agua y residuos industriales. Ni el bioetanol (un 3,5% de las ventas) ni la energía eólica han sido, pues, actividades básicas en su cuenta de resultados, pero sí demuestran la capacidad del grupo para alcanzar posiciones de liderazgo en áreas poco trilladas en las que hace valer su capital intelectual (el 18% de los 10.000 trabajadores de Abengoa son ingenieros o titulados).

La firma comprará High Plains Corporation (17.000 millones) con la venta de su división de energía eólica(18.136 millones)
La compañía ha tomado posiciones en EE UU, donde el negocio de bioetanol ha crecido, de media, un 11% en los últimos 20 años

Muchos de los primeros molinos de viento que colonizaron hace más de 20 años el litoral gaditano, la primera reserva nacional de energía eólica, llevaban el sello de Abengoa, que durante estas dos últimas décadas ha aprovechado su posición pionera en el mercado. Pero en los últimos tiempos, el apoyo público ha hecho muy atractiva la explotación de esta energía alternativa; un aprovechamiento que ya depende más de grandes volúmenes de capital que de innovaciones técnicas. De ahí que la masiva incorporación de las eléctricas -con más capacidad para retener inversiones ante los parones en la tramitación de permisos- haya limitado las posibilidades de la compañía. La decisión de vender su división eólica fue bien recibida en la Bolsa.

En el bioetanol, Abengoa se ha labrado recientemente la posición de privilegio que tenía en la energía eólica hace veinte años. Su planta de producción en Cartagena y sus proyectos en Galicia (en construcción) y Castilla-León le otorgan el dominio absoluto del mercado nacional. Y con la compra de High Plains Corporation ha tomado posiciones en Estados Unidos, un mercado en el que el negocio de bioetanol ha crecido, de media, un 11% en los últimos 20 años, y para el que Abengoa augura un desarrollo explosivo por el fortalecimiento de la conciencia medioambiental.

Los derivados del etanol (alcohol de origen vegetal) y fundamentalmente del metanol (de origen fósil) han sido utilizados en los últimos años por las petroleras para elevar el octanaje de sus gasolinas en sustitución del plomo, prohibido en Estados Unidos y la UE. Las petroleras optan, de modo abrumador por los derivados del metanol, con cuyo precio el etanol no puede competir. Pero el programa de ayudas de las Administraciones occidentales y las mejoras en los procesos tecnológicos pueden cambiar el panorama radicalmente: el uso del etanol permite poner en valor producciones agrarias (cebada en Estados Unidos, cereal en Europa), reduce la dependencia de los derivados del petróleo de los países occidentales y, sobre todo, mantiene el nivel de CO2. Abengoa, por lo pronto, se ha vuelto a colocar en los primeros puestos de una competencia en la que apenas se ha dado el pistoletazo de salida.

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