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Reportaje:ESCAPADA

Paseo por los restos del muro

Berlín convierte en ruta turística la histórica frontera

Lola Huete Machado

En la Potsdamer Platz de Berlín, lo habitual es caminar con la vista alzada y asombrarse ante la cúpula ideada por Helmut Jahn para el Sony Center, ante los edificios de Renzo Piano, Rafael Moneo, Hans Kollhoff... Todos han sido levantados de la nada en 12 años. Todo es lujoso, nuevo, impactante... De día y de noche. Pero no es la altura lo que da vértigo en este lugar, sino mirar hacia el suelo. La Historia (con mayúscula) de Berlín se materializa de golpe, cuando el pie tropieza con dos modestas hileras de adoquines rojizos encajados en el asfalto. Una placa metálica, cada pocos metros, aclara las cosas: 'Muro de Berlín, 1961-1989'. Justo por aquí pasaba esa pared que provocó la muerte de 230 personas: desde Günter Litfin, que pereció por disparos en 1961, hasta Chris Gueffroy, que decidió cruzar el río Spree el 6 de febrero de 1989, sin saber que pocos meses después las fronteras desaparecerían.

'El muro es una parte importante de la esencia de esta ciudad, de la vida de los berlineses, y su rastro no debe desaparecer. Todo lo que sucedió aquí desde los años cuarenta debe ser recordado', dice Michael Cramer, diputado de los verdes alemanes, en su despacho del antiguo Preussischer Landtag, una emblemática construcción del Este que desde 1993 es sede del Parlamento berlinés. Cramer acaba de publicar un libro, Berliner Mauer-Radweg (El carril bici del muro de Berlín), incluido en un importante proyecto para convertir en espacio público parte de la enorme superficie que ocupaba la frontera y conseguir el título de monumentos (16 ya lo son) para algunos trozos de muro o torres de vigilancia (quedan sólo 5 de 300).

Su guía, además, marca la ruta que se seguirá para señalizar el paseo del Muro (Mauerweg), un sendero peatonal sobre el rastro de esa serpiente de cemento de 160 kilómetros que rodeó Berlín Oeste durante 28 años. Hay que irse hasta Engeldamm, entre el distrito de Kreuzberg y el de Mitte, para encontrar las primeras indicaciones de este nuevo paseo. Allí, al lado del Bethanien, un enorme edificio cultural ocupado por artistas, se colocó hace dos semanas la primera señal metálica en tonos verdes. En unos meses, todo el perímetro estará identificado, según Cramer, aunque los trabajos de acondicionamiento del trazado se terminarán un poco más tarde, en junio de 2003.

El itinerario comienza y termina (días, semanas o meses después, a elegir) en Potsdamer Platz. Las 14 etapas en que se divide nacen y mueren en una estación de metro o tren, lo que permite abandonar cuando el cuerpo ya no aguante y transportar la bicicleta, si es que es ésta el medio de locomoción (casi un 10% de los 3,5 millones de habitantes de Berlín viaja usualmente sobre dos ruedas). Para viajeros con poco tiempo, lo más recomendable es realizar la primera etapa (siete kilómetros, entre Potsdamer Platz y Warschauer Strasse) y las dos últimas (12 kilómetros, desde Bornholmer Strasse hasta Potsdamer Platz, pasando por Nordbahnhof), porque resultan de gran intensidad. Toda la Alemania del último siglo va surgiendo a borbotones por las esquinas. Ahí están los restos del muro al lado de los del nazismo, en un lateral de Wilhelmstrasse; el Museo Checkpoint Charlie, con toda la mercadotecnia del paso fronterizo de Friedrichstrasse; el colorido de la East Side Gallery, el trozo más largo de muro conservado (1,3 kilómetros, en Mühlenstrasse) en el lado oriental, y el puente Oberbaum, restaurado en 1995 por Santiago Calatrava.

Y al final conviene pasar por Bornholmer Strasse y detenerse en el Bösebrücke, la primera frontera que se abrió aquel inolvidable 9 de noviembre de 1989 y por donde todavía los trabajadores andan cosiendo las vías de ferrocarril. O descansar en el nuevo Mauer Park, construido sobre la zona de vigilancia de las patrullas de la RDA, repleto durante los fines de semana de niños y jóvenes que pintan grafitos en los restos del muro. Y, por supuesto, siguiendo la línea del muro, se pasa por Bernauer Strasse. Las imágenes de sus vecinos saltando al vacío desde lo alto de las casas hicieron historia. Su ambiente fantasmal duró tres décadas, con todas las ventanas de los bloques de pisos tapiadas para que nadie cayera en la tentación de mirar al otro lado... Y ahora acoge un interesante centro de documentación sobre el muro, un monumento levantado sobre trozos del original y una sencilla iglesia de madera en recuerdo de otra, la monumental Versöhnungskirche, que fue derribada por la RDA, ya que se encontraba justo en la zona de vigilancia.

Así, decenas de edificios históricos y nuevos, calles, puentes, cementerios, parques, pasos fronterizos o museos se van sucediendo sin descanso en la parte más urbana de este paseo del Muro. Pero no hay que olvidar que existen también otros trayectos en los que el Berlín más conocido se va transformando para mostrar otro más bucólico y menos turístico, entre bosques y lagos, hasta redondear el círculo de esa isla que fue Berlín Oeste hace 12 años.

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Prefijo telefónico

- 0049 30.

Dormir y comer

- Fjord Hotel Berlín (25 47 20). Bissingzeile, 13. Junto a Potsdamer Platz. La doble, 17.000 pesetas. Detrás, en un patio interior, restaurante Am Karlsbad, unas 3.500 pesetas. - Artist Hotelpension Die Loge (280 75 13). Friedrichstrasse, 115. Unas 14.000. - www.berlin-tourism.de ofrece listas de hoteles, restaurantes, cafés... - Alquiler de una habitación particular, en www.zimmer-berlin.de.

Información

- Alquiler de bicicletas. Unas 2.000 diarias. Puntos de alquiler: Gerda's Fahrradverleih (Jugendgästehaus Tiergarten, Kluckstr. esquina Schöneberger Ufer; 262 13 31). Fahrradstation Bahnhof Friedrichstrasse (20 45 45 00) y Fahrradstation Hackesche Höfe (28 38 48 48). - Berliner Mauer-Radweg. Michael Cramer. Ed. Esterbauer. Guías Bikeline. 1.700 pesetas. Próxima edición inglesa. - Centro de Documentación del Muro (Bernauer Str. 111. 464 10 30). - www.berlin.de

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Sobre la firma

Lola Huete Machado
Jefa de Sección de Planeta Futuro/EL PAÍS, la sección sobre desarrollo humano, pobreza y desigualdad creada en 2014. Reportera del diario desde 1993, desarrolló su carrera en Tentaciones y El País Semanal, con foco siempre en temas sociales. En 2011 funda su blog África no es un país. Fue profesora de reportajes del Máster de Periodismo UAM/El País

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