'¿Quién da más?'

Pájaros de mal agüero intentaron dar al traste con la primera subasta en la que, con la supervisión judicial, participaron entidades privadas y que ayer se celebró en Valencia. Más de 200 personas acudieron al salón de actos del Ateneo Mercantil. Y entre ellos, los peor parados de la puesta en marcha de un mecanismo de subasta pública que, según permite la Ley de Enjuiciamiento Civil, externaliza la gestión: los subasteros. Camuflados entre el público, guardaron sin hacerse notar el tiempo de espera previo al inicio de la sesión. Una vez cumplido el protocolo, los llamados cuervos o subasteros iniciaron el acoso y derribo al acto. Abrían y cerraban la puerta de forma incesante para evitar que el público concentrara la atención en los lotes, se preguntaban en voz alta 'esto quién lo paga' o 'a saber si esto es legal', interrumpieron sucesivas veces las secuencias de puja con exclamaciones del tipo 'no se oye nada' o 'así no se puede funcionar'. Pero sus pueriles maniobras, tras las que se tapaban la cara, no dieron resultado. El público estuvo atento al clásico requerimiento de '¿quién da más?' e ignoró el intento de boicot. Los organizadores frustraron con tacto la operación contra la primera subasta pública de gestión privada realizada en España.

'Lote 1. Vivienda en segunda planta alta, en la calle del Progreso. Consta de cuatro dormitorios, salón-comedor, cocina, aseo y servicios. Valor del bien a efectos de subasta: 21.185.470 pesetas'. Esos fueron algunos datos que se señalaron sobre el primer lote, previsto para las 10.20. Y después, tal como recogía un dossier informativo público, se estrenó una nueva fórmula de subasta sobre 34 lotes, tres de los cuales quedaron suspendidos porque antes de la adjudicación el propietario hizo efectiva la deuda.

En la sesión de ayer, se adjudicaron 16 lotes, de los que dos quedaron en manos de la parte ejecutante (entidades bancarias) y otros 14 fueron adjudicados a particulares. Estos lotes alcanzaron un 75% de su valor de salida. Quince lotes quedaron desiertos por falta de postores. Fernando de Rosa, decano de los jueces e impulsor de este nuevo modelo, señaló: 'Este es el primer paso para continuar abriendo el mundo de las subastas judiciales'.