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La ex mujer de Rodríguez Menéndez declara que sólo quería robarle

Laura afirma que planeó un atraco en su casa ofendida por la infidelidad de su marido

Laura Fernández (quien se enfrenta a 12 años de cárcel como supuesta inductora del intento de asesinato de su ex marido, el abogado José Emilio Rodríguez Menéndez), admitió ayer que urdió un plan para robar los millones que había en una caja fuerte del chalé del abogado, pero rechazó haber contratado a José Ignacio Rocha, Nacho, para que lo matase a cambio de 50 millones de pesetas. La declaración de Laura consumió la segunda sesión del juicio que se celebra en la Audiencia de Madrid contra ella y otras tres personas por el intento de asesinato del famoso letrado.

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Laura Fernández, de 31 años, confesó que en el momento del crimen, el 17 de junio de 1999, atravesaba un momento vital 'difícil', acentuado por sus problemas con el alcohol y las drogas. También admitió que ella y Nacho urdieron robar los 'entre 40 y 60' millones de pesetas que había en una caja fuerte del chalé de Las Rozas en el que vive su marido por dos razones: por un lado, estaba enfadada con él por sus 'infidelidades'; y por otro, ella deseaba 'una independencia económica' y le molestó que su esposo incumpliese la promesa de darle 10 millones de pesetas para que ella los invirtiese en bolsa.

Según Laura Fernández, su marido le hizo esa promesa 'como compensación por sus infidelidades'. 'Se llevó a una chica en el viaje de novios; no logré superar aquello y volví a tomar mucho alcohol y pastillas', dijo. Laura, la mayor de cuatro hermanos, reconoció que antes de su matrimonio su vida 'era muy desordenada' y que se casó con el letrado porque le daba 'seguridad personal'. 'Vi en él una alternativa a mi vida', explicó la acusada.

Laura conoció a Nacho -autor material y confeso del disparo a Rodríguez Menéndez y codueño de un local de venta de coches- durante las gestiones que le encomendó su marido para adquirir un nuevo Mercedes. Reconoció haber pedido a Nacho una comisión por la adquisición del vehículo y relató que ambos mantuvieron 'seis o siete encuentros posteriores' en lo que ella le contó sus problemas conyugales.

Según Laura, fue Nacho quien la embaucó y persuadió para robar en casa del letrado. 'Y acepté porque entonces estaba enfadada con mi marido', dijo. Un 15% del botín sería para ella, según explicó. 'Nacho me dijo que disponía de unos equipos muy sofisticados para el robo; yo sólo debía facilitarle datos sobre la casa, la caja fuerte y las llaves. Me dijo que yo no debía preocuparme del robo, que él pertenecía a una banda y... bueno, en ese momento me parecía un James Bond', añadió Laura.

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En el banquillo, como supuesto encubridor del crimen, se sienta Ángel Suárez, Cásper, considerado por la policía como el cerebro de una organización dedicada a robar en bancos mediante el método del butrón (haciendo un agujero en la pared).

Nacho grabó parte de las conversaciones que mantuvo con Laura, lo que ella ignoraba. Al ser detenido dos días después del intento de asesinato, las entregó a la policía como prueba de que la esposa del abogado había sido la inductora. Nacho declaró entonces ante el juez que Laura le había ofrecido '50 millones [de pesetas], un reloj Cartier y un polvo' a cambio de matar a su marido; pero en el juicio Nacho se ha desdicho de este testimonio, que atribuye 'a una invención policial'. 'Eso de los 50 millones y el polvo es falso', zanjó ayer Laura. Ayer salió a relucir que, un día antes del crimen, Rodríguez Menéndez llevó al notario a Laura y la declaró su 'heredera universal'. El abogado de Laura, Jaime Sáez de Bremond, precisó que 'lo que realmente se hizo fue una separación conyugal de bienes para el futuro'.

Ambigüedad

En el sumario consta transcrita una conversación entre Laura y Nacho con frases que se prestan a la ambigüedad. Mientras que para Sáez de Bremond tales expresiones aluden exclusivamente a la preparación del robo en el chalé, para Alicia Moreno, letrada de Rodríguez Ménendez, las mismas son reveladoras del plan que ambos urdieron y que derivó en el intento de asesinato del letrado. Alicia Moreno exhibió ayer al tribunal facturas del teléfono móvil que adquirió Laura el mismo día del crimen 'para facilitar a Nacho datos sobre la hora de llegada a casa de su marido'. Subido de paquete en una Kawasaki, Nacho disparó al Mercedes en el que viajaba el letrado, al que hirió gravemente, hacia las una de la madrugada del 17 de junio de 1999, a escasos metros de su casa.

Laura confesó ayer que el día del crimen Nacho la llamó al móvil y le dijo que 'estaba por la zona' [cerca de la urbanización del letrado], pero que en ningún momento pensó que el motivo de estar allí fuese que pretendía matar a su marido. Según Laura, sí estaba previsto 'lo del robo', aunque no habían concretado hora ni día. 'Nacho me dijo que cuando lo hiciera ya me enteraría'. A preguntas de la abogada de Rodríguez Menéndez, Laura admitió que aquella noche facilitó datos a Nacho sobre la hora de llegada del letrado y que lo hizo 'porque era frecuente' que le preguntase cosas acerca de su marido.

Tras el disparo, Laura salió de casa y preguntó al escolta del abogado que 'qué había pasado'. Una vez informada, sacaron otro coche de casa y llevaron al letrado al hospital. Fue detenida dos días después.

-Y sabiendo que Nacho estaba ese día por la zona, ¿no se le ocurrió que había sido él el autor del disparo? Y, si sólo habían tramado el robo, ¿por qué no denunció a Nacho por el intento de asesinato de su marido? -inquirió Alicia Moreno.

-Lo pensé, pero en ese momento no tenía la seguridad de que fuese él -contestó Laura.

Laura Fernández (con el pelo rubio y recogido), en el banquillo de los acusados durante la primera jornada del juicio.
Laura Fernández (con el pelo rubio y recogido), en el banquillo de los acusados durante la primera jornada del juicio.U. MARTÍN

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