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Aviñón 2001 termina con éxito de público y una crisis en la dirección

Aviñón ha cerrado su 55º edición en medio de un moderado contento. Las estadísticas son muy buenas -la programación oficial ha vendido el 93% de las 118.000 entradas disponibles-, los espectáculos venidos del Este han atraído a 11.000 espectadores y los tres montajes presentados en la Cour d'Honneur han levantado telón con las 2.200 plazas siempre ocupadas. Pero los críticos estiman que eran muy pocos -un 30%- los montajes estrenados en Aviñón, que el festival no coproduce lo necesario; que, en definitiva, corre pocos riesgos. De ahí que la ministra de Cultura, Catherine Tasca, diga que quiere poner al frente del certamen a un 'artista'. El actual director, Bernard Faivre d'Arcier, es un 'técnico de la cultura' preocupado por el acceso de la mayoría a los bienes culturales. Su gestión ha estado marcada por la congelación presupuestaria.

El balance artístico de Aviñón 2001 es el de un certamen sin montajes innovadores o con capacidad de provocación y sorpresa -Je suis sang, de Jean Fabre, no la tiene porque carece de densidad intelectual- pero con notable nivel de competencia y profesionalidad creativa. You walk?, de Bill T. Jones, es una excelente coreografía sobre el multiculturalismo, pero lleva ya un año de gira mundial; de L'école des femmes, de Didier Bezace y con Pierre Arditi, sólo puede decirse que satisfizo las educadas expectativas que había despertado. La bérénice, de Lambert Wilson, cuenta con tres interpretaciones excelentes -del propio Wilson, de Didier Sandre y de Kristin Scott Thomas-, pero no evita el peligro de enviar la tragedia de Racine -tan mesurada, tan inteligente, tan elegante- al universo glacial de la boutique de lujo.

El alemán Thomas Ostermeier, actual director de la Schabühne en Berlín, ha mostrado en la ciudad papal su montaje eficaz de La mort de Danton, de Büchner, texto revisado a la luz de Brecht y Freud.

Obras del Este

El Este ha recibido un trato preferente: el húngaro Arpád Schilling ha imaginado, a partir de Nexxt, una obra de István Tasnádi, un Gran Hermano que confronta un psicópata recién detenido a un criminal psicoanalizado. El británico Declan Donnellan ha puesto en pie un Boris Godounov con ayuda de actores rusos y la compañía magiar Mozgó Ház se ha embarcado en una encuesta insólita: ¿qué fue de las 1.003 mujeres que, según Leporello, fueron seducidas por Don Juan? Lisa Wurmser ha montado en francés por primera vez una obra del ruso Nicolaï Koliada, La polanaise d'Oginski, que retoma la situación chejoviana de El jardín de los cerezos, a finales del siglo XX.

Pero Aviñón 2001 ha descubierto autores. Jean-Luc Lagarce (1957-1995) se ha confirmado como un dramaturgo de gran potencia y originalidad con Le pays lointain. De Lagarce también hemos visto Music Hall, Le bain y Voyage a La Haye. Y, cómo no, Aviñón 2001 también ha sido un festival Shakespeare. El polaco Krzysztof Warlikowski ha enviado a Hamlet a un ring para poder interrogar al príncipe sobre todas las dudas que le corroen. Un gran espectáculo.

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