Sensibilidad en solitario
Extrañado de la esfera del éxito, pero mantenido su interés por una cohorte de incondicionales que admiran su melodiosa voz y su brillante modo de componer, el británico Lloyd Cole se dejó caer por la capital en medio de la confusión de quienes creían que iba a venir con banda de acompañamiento; máxime por el precio de la entrada. Pero no. Vino sólo con su guitarra acústica y lo que no dio en riqueza de sonidos o de arreglos, lo regaló en tiempo de actuación: más de dos horas, con descanso entremedias incluido, para desgranar lo mejor de una discografía que alcanza dos décadas. Jugando con un ambiente de público claramente a su favor, Cole entretuvo los tiempos muertos entre canción y canción con bromas acerca de múltiples temas, el más socorrido la edad: ha cumplido 40 años.
Sin haber perdido nada del terciopelo de su voz, aunque sí tesitura de agudos, Lloyd Cole hizo las delicias de los asistentes apelando a temas del inicio de su carrera, cuando asombró por su sensibilidad compositiva y su sonido de guitarras completamente desapegado a las modas de entonces: Perfect skin, Down on Mission street, Perfect blue o Cut me down. Pero Cole también se aprovechó de su último disco, The negatives, que parece haberle rescatado de una etapa anodina con bellas composiciones como Past imperfect o Impossible girl. Fue, en definitiva, un buen concierto, aunque seguro que hubiera lucido aún más con músicos alrededor.