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Crítica:MAYTE MARTÍN | FLAMENCO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Acariciar el cante

Acariciar el cante. Nadie lo hace como Mayte Martín, con tan íntima dulzura que cada interpretación suya nos parece un acto de amor. Dotada de un prodigioso instrumento vocal que utiliza con rara inteligencia, entra en los tonos y sale de ellos como quiere, siempre potenciando el valor objetivo de cada estilo. Apenas recurre al grito y, sin embargo, es una verdadera virtuosa de los graves, de los bajos, que se convierten en susurros -¿de amor?- sin que la claridad del mensaje sufra menoscabo.

Belleza, ternura, sentimiento. Mayte Martín lleva hasta el extremo de sus posibilidades expresivas ese acto de amor en que transforma cada cante. No sé por qué, mientras la oía pensaba yo que todo el cante de esta mujer está siempre impregnado de amor. Como si lo emanara de su propia actitud artística, como si diera testimonio de que, en última instancia, toda obra de arte es una obra de amor.

Presentación del disco Querencia

Mayte Martín (cante); Juan Ramón Caro y Pedro Javier González (guitarras); Olvido Lanza y Giselle López (violines); Montse Vallve (viola); Lito Iglesias (chelo); Guillermo Prats (contrabajo), y Mar Miralta (percusión). Colegio de Médicos. Madrid, 8 de mayo.

La cantaora tiene mucha música en su cabeza, y capacidad para desarrollarla con la mejor fortuna. Pocas veces podemos asistir a un recital de cante en que cada tema sea de tal manera explorado por su intérprete que no deja nada en sombra, al albur de un acierto casual. No puede ser casual esa forma de ligar los tercios hasta límites casi imposibles, tanto que me temo que nadie hoy pueda hacerlo en esa medida.

La vidalita, la petenera, la malagueña con los fandangos de remate, la cabal del Pena... Cada tema de Mayte Martín es una pieza maestra en su voz. La vidalita, por ejemplo. Es uno de los géneros llamados de ida y vuelta -habría que decir mejor de raíz americana- menos estimados y que nunca se cantó mucho. Mayte lo recupera y nos da una versión bellísima, mejor y más flamenca que las de los Marchena o los Valderrama, a quienes se considera maestros en el género. Y así en todo lo que canta esta criatura, que hace lo jondo acariciándolo, amándolo. Y enriqueciéndolo.

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