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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El contrato oculto

Por decisión del Ministerio de Fomento, no del Consejo de Administración de Renfe -la empresa pública que gestiona el ferrocarril en España-, el contrato para la construcción de los 32 trenes que cubrirán la línea del AVE entre Madrid y Barcelona a partir del año 2004 se ha adjudicado salomónicamente a la compañía alemana Siemens y a la española Talgo. Como en toda adjudicación importante, y ésta pondrá en juego más de 123.000 millones de pesetas, los detalles económicos y políticos son tan importantes como la decisión misma. Por ejemplo, es significativo que Alstom, el consorcio franco-británico que suministró los trenes del AVE Madrid-Sevilla, quede fuera de la operación, o que la línea sea servida por dos modelos distintos de tren, el Talgo 350 y el ICE 350E, una circunstancia sobre la que los expertos tendrán algo que decir.

Uno de los aspectos más notables de la adjudicación es la extrema opacidad con la que se ha realizado. La discreción es una gran virtud, y más en concursos de cientos de miles de millones de pesetas; pero que el Consejo de Administración de Renfe, responsable de poner en marcha el mejor servicio posible a los pasajeros que quieran viajar a Barcelona en el AVE y corresponsable además del concurso, no recibiera toda la documentación oficial sobre las propuestas antes de aprobar la adjudicación no es discreción, sino misterio. Al parecer, sólo el departamento de Álvarez Cascos tiene el privilegio de conocer las cifras y condiciones del concurso. Los contribuyentes españoles, que financiarán con sus impuestos el proyecto, tampoco han tenido hasta ahora ocasión de formarse una opinión razonada sobre los costes y beneficios estratégicos del AVE frente a otros medios de transporte y, por tanto, de saber si las condiciones del concurso y de su adjudicación se han respetado de forma escrupulosa. El afán silente de Fomento sirve, eso sí, para que se extiendan las interpretaciones sobre una posible compensación a Alemania por la venta de Santa Bárbara a Krauss Maffei o para que se comenten los privilegios de Talgo por sus buenas relaciones con el PP.

Benigno Blanco, secretario de Estado de Fomento, acudirá mañana, miércoles, al Congreso para explicar el concurso del AVE. Hay que suponer que detallará a los parlamentarios todo cuanto se refiere al proyecto, desde las condiciones y puntuaciones que determinaron la adjudicación hasta el modelo de financiación que permitirá pagarlo. La opinión pública no puede conformarse con generalidades y declaraciones de principios, máxime teniendo en cuenta los precedentes irregulares del anterior AVE Madrid-Sevilla. El ejercicio de oscurantismo político en la fase de adjudicación no es un buen método.

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