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Toca negociar con otros países

Aun en el hipotético caso de que se llegara a un acuerdo de mínimos a última hora -algo no descartado por ninguna de las partes y ayer reiterado por el ministro marroquí de Pesca, Said Chbaatou, quien dijo a su regreso a Rabat que está dispuesto a negociar en condiciones de equidad-, la flota debe pasar por una profunda reconversión.

Marruecos, por ejemplo, ha defendido desde un primer momento la reducción drástica de la actividad de los barcos cefalopoderos y de palangre, los más afectados por el ajuste. También ha pedido que aumenten los trabajadores marroquíes en barcos españoles.

En cualquier caso, España debe buscar caladeros para la flota. Precisamente, el comisario Fischler tiene que abrir negociaciones -tenían que estar abiertras ya en muchos casos- con muchos de los países en los que se piensa desde España y en los que ya operan barcos comunitarios para renovar los acuerdos. Alguno de esos países están restringiendo el porcentaje de tripulantes españoles en beneficio de trabajadores locales.

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A ello hay que añadir que Bruselas ya ha decidido recortar en un 40% las capturas en sus aguas, lo que afecta a un sector en el que trabajan más de 17.000 trabajadores en toda España.

Al margen de las repercusiones políticas, las justificaciones y las críticas cruzadas, lo que queda en el sector es un profundo pesimismo. El presidente de los armadores andaluces, Pedro Maza, señaló que será difícil reubicar a la flota afectada, y especialmente a los barcos arrastreros, mientras que desde Almería las cofradías de pescadores explicaban por qué no es posible pescar en una zona alternativa como es la del Mar de Alborán: el caladero, explicaron, está agotado.

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