¿Por qué me siento andaluz?

El pasado mes de enero recibimos en el Instituto Gandhi de Orcera (Jaén) la convocatoria de una actividad deportiva: la IV Semana Blanca de Esquí, un proyecto que la Junta de Andalucía viene organizando desde hace varios años con el fin de que los jóvenes de los institutos andaluces disfrutemos de este deporte en Sierra Nevada a un precio bajo.

Para ir, los alumnos hemos de escribir una redacción cuyo tema debe ser: '¿Por qué me siento andaluz?' Pues sí, han leído bien. Agarren firmemente el papel y comprueben que el argumento de la redacción, efectivamente, es ése. Una vez dado este paso, convénzanse de que es la mismísima Junta quien lo dice. Seguidamente preguntémonos qué retorcida cavidad encefálica ha podido engendrar esta idea y qué personas han colaborado en hacerla pública sin sentir una intensa dentera.

Por mis limitados conocimientos de historia sé que de unos años para acá se han instaurado en una parte del mundo una serie de valores democráticos, tales como la justicia, la libertad y el pluralismo.

Pues en contra de esto la Junta intenta con una extraña obstinación ponernos el sello de andaluces con hierro y fuego, como si estuviera tramando alguna enrevesada estratagema política. Pero no está sola: le apoya una cadena pública televisiva que trata de hacernos creer que las sevillanas son el único ritmo que se oye en esta región. Y yo me pregunto, ¿qué vendrá después? Una secta quizás; o quién sabe, una cruzada para reconquistar Gibraltar. O peor aún, un golpe de Estado para proclamar Andalucía independiente.

Pues lo siento, pero conmigo no lo intenten. Yo me siento influido por varios movimientos que intentan incidir sobre mi supuesta identidad geográfica. Así, cuando me preguntan que si me siento andaluz, mi cerebro se bloquea: no puedo sentirme andaluz si he sido programado para ser orcereño, serrasegureño, jiennense, español...(europeo no, porque la UE aún tiene otros quehaceres políticos). Cada convicción nacionalista excluye a todo lo que no sea ese lugar, así que mi cerebro da error. Tras un breve lapsus, responde: me siento vivo, simplemente.

Entonces, ¿es correcto que la Junta, un organismo que recibe sus riquezas del bolsillo de todos los andaluces, premie con becas deportivas a aquellas personas que den positivo en el test de andalucismo, excluyendo a los que simplemente nos limitamos a residir en Andalucía sin más? Si no se controla si el sentimiento es verdadero o fingido, propio de un pura sangre andaluz de incuestionable genética o adquirido con los días, estoy pensando que me voy a colocar una dosis de la magistral andaluciína intravenosa que engañe un poco a mi cerebro para escribir una redacción que satisfaga a los de Manuel Chaves, porque lo del esquí no está nada mal.-