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Reportaje:

Ataque pirata a la globalización

Un robo informático pone al descubierto datos privados de los líderes participantes en el Foro de Davos

La lucha contra la globalización ha encontrado nuevas vías de acción. Piratas informáticos contrarios a la mundialización económica han logrado hacerse con 1.400 números de tarjetas de crédito de destacados participantes en distintas ediciones del Foro Ecónomico Mundial, que anualmente se reúne en la ciudad alpina de Davos (Suiza) y cuya última edición se clausuró la semana pasada. Los piratas han logrado también el acceso a numerosos datos privados tras entrar en el servidor del Foro: números de pasaportes y de teléfonos móviles, direcciones electrónicas, claves de entrada, están en manos de los enemigos de la globalización.

Del hecho da cuenta una información publicada ayer por el dominical de Zúrich Sonntagszeitung, firmada por los periodistas Thomas Isler y Olivier Zilmann. Según el semanario, el robo afecta a datos muy sensibles que tienen que ver con la privacidad de los asistentes a uno de los cónclaves más decisivos del mundo financiero de hoy. Lo obtenido por los piratas informáticos está almacenado en un disco compacto enviado anónimamente a la redacción del dominical. El disco contiene información equivalente a 165 megabytes: 27.000 datos de participantes en el Foro con informaciones privadas también de sus cónyuges.

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La lista de las personas afectadas por el robo de información es sobrecogedora. Están presentes algunos de los grandes líderes mundiales como el ex presidente de EE UU Bill Clinton; el fundador de Microsoft, Bill Gates; el presidente de la Autoridad Palestina, Yasir Arafat, o el político laborista israelí Simón Peres, cuyos planes de viaje están en poder de los ladrones, algo que ha indignado a la Embajada de Israel en Berna.

Entre esos nombres figuran también, según la agencia Efe, el de Gianni Agnelli, patrón de Fiat; Josef Ackermann, designado director del Deutsche Bank; Madeleine Albright, ex secretaria de Estado norteamericana; Thabo Mbeki, presidente surafricano; Li Peng, primer ministro chino; Jean-Marie Messier, jefe de Vivendi, o Bernard Arnault, que dirige el consorcio de artículos de lujo LVMH (Louis Vuitton, Cardin, Hennessy, Moet).

La forma en que esa información pudo ser obtenida por los piratas es algo que aún no se sabe a ciencia cierta. Por supuesto, los organizadores del Foro de Davos han intentado desmarcarse del asunto y han evitado asumir la responsabilidad. Es más, oficialmente, ni ellos mismos supieron explicar por dónde vino el ataque. 'Advertimos inmediatamente a la policía', se justificó ayer ingenuamente Charles McLean, el jefe de comunicación del Foro. 'Nos tomamos esto muy en serio y hemos pedido la ayuda de expertos externos a fin de que tengamos una explicación lo más pronto posible', añadió.

Hoy, lunes, Charles McLean tiene previsto informar a las víctimas de este asalto para que tomen las oportunas precauciones, esperando que no sea demasiado tarde. 'Vamos a enviarles a todos nuestros miembros un correo electrónico', señaló. Las diferentes sociedades distribuidoras de tarjetas de crédito, en Suiza, comenzaron desde el sábado por la noche a bloquearlas. Con las informaciones obtenidas, los piratas podrían hacer compras a través de Internet.

El jefe de la firma Swisscard, Urs Baumann, dijo que con las informaciones con las que cuentan los piratas se puede hacer mucho daño. 'O, en el peor de los casos, la información sensible se puede vender a verdaderos piratas', adelantó. El caso ya es una verdadera tragedia. En particular, la compañía Swisscard, una de las más importantes de Suiza, se ha visto muy afectada por el incidente. Ya hasta se habla de un antes y un después de Davos 2001. Y las pérdidas pueden ser mayúsculas, porque Swisscard representa a la American Express en Suiza, lo que da idea de la enorme cifra de negocios que maneja. Cifra que puede venirse abajo por esta ciberfiltración.

Sin embargo, los militantes anti-Davos sí dan la cara para minimizar el asunto. Para Giovanni Schumacher, este disco compacto, con sus informaciones y sus datos sensibles, es la prueba más palpable de que los contrarios a la globalización no son los activistas superpeligrosos que presenta la policía suiza en los medios. 'Si fuéramos de verdad tan peligrosos como cree la policía, podríamos haber hecho cualquier cosa con esos datos. No es el caso'.

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