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Crítica:EL PERSONAJE | La resaca de la jornada | FÚTBOL
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La gloria de un 'pincharrata'

Scaloni, un tipo aguerrido y fajador, da vida al Deportivo

Xosé Hermida

Hace un par de temporadas, los jugadores del Deportivo se disponían a saltar al campo antes de un partido, y uno entre ellos arengaba a los demás como si fuese el líder del grupo. Aquel que gritaba en el túnel de vestuarios '¡venga, que hay que comérselos!' no era un veterano con mando en plaza, sino un chico de 20 años que apenas llevaba unos meses en el club. Un argentino, Lionel Scaloni, formado en los cuarteles de los Pincharratas, como llaman en su país a los hinchas de Estudiantes de La Plata, y que el pasado domingo se convirtió en el improbable salvador del Deportivo con los dos goles que le metió al Málaga.

No es la primera vez en esta temporada que Scaloni saca a su equipo de una situación muy comprometida. En la Liga de Campeones, marcó en el último minuto el gol de la victoria ante el Hamburgo en Riazor. Leo recibió un balón en el vértice del área y lo golpeó como si en aquel lance se dirimiese el destino de toda su vida. El obús entró por la escuadra y, al término del partido, cuando los periodistas le preguntaron si había colocado el tiro, el jugador contestó sin rodeos: 'No, no, no ... Yo pateé y cerré los ojos. Lo otro no es para mí'.

Scaloni, que tiene ahora 22 años, es muy consciente de sus limitaciones. Sabe que las sutilezas técnicas no forman parte de su talento natural y que para destacar en el fútbol tiene que esforzarse el doble que los demás y mostrar más carácter que nadie. Cuando le fichó el Depor, en diciembre de 1997, sacrificó las vacaciones de Navidad, se mudó de inmediato a A Coruña y estuvo una semana entrenándose solo.

Desde Argentina, su padre lo azuzaba a diario para que no bajase la guardia. Ese carácter indesmayable, esa estampa de tipo fajador que sale siempre a pecho descubierto, debió de forjarse entre los consejos paternos y la dura escuela de Estudiantes, aquel equipo que a finales de los 60, con Bilardo de caudillo, se echaba al campo armado de objetos punzantes.

Aunque haya heredado ese espíritu aguerrido, Scaloni, en cambio, no es un futbolista violento. Pero la vena pincharrata le ha jugado alguna mala pasada fuera del campo: durante las celebraciones por el último título de Liga, desató un escándalo en Vigo por proferir consignas insultantes contra el Celta desde el balcón del Ayuntamiento de A Coruña. Y es que ya lo dice el primer principio del bilardismo: al enemigo, ni agua.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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