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Crítica:FÚTBOL | La jornada de Liga
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un partidazo cargado de claves

Los últimos encuentros entre el Valencia y el Barcelona han deparado goles y espectáculo

A la vieja rivalidad entre el Valencia y el Barcelona se añade el ruido de los goles que se escucha desde aquel 19 de enero de 1998, fecha decisiva en la reciente historia de los dos equipos. El Barça, que ganaba por 3-0 en el primer tiempo, recibió cuatro en la segunda parte. El Valencia figuraba en el 15º puesto de la Liga y nadie duda de que Claudio Ranieri, su entrenador, estaba despedido en el descanso.

Por las misteriosas razones que presiden el fútbol y por la puntería que Claudio López comenzó a demostrar desde ese encuentro, el Valencia no sólo ganó: en ese momento comenzó lo que se puede definir como la edad de oro del club. Campeón de Copa, finalista de la Copa de Europa, aspirante al título de Liga, parece como si aquel duelo del Camp Nou hubiera cambiado el curso de su historia.

Y algo parecido puede decirse del Barcelona. Louis Van Gaal no volvió a vivir tranquilo en el banquillo del equipo azulgrana, acosado por el fantama de Piojo López. No fue casualidad que el Valencia decidiera su destino. La eliminación en la semifinal de la Copa de Europa significó el final de la era Van Gaal y del largo reinado de Josep Lluis Núñez.

El partido de esta noche (21.00, Autonómicas y La 2) también parece cargado de trascendencia. Especialmente, para Héctor Cúper, el entrenador del Valencia, y para el Barcelona, que no puede ceder más puntos respecto al Real Madrid. Y, además, no le conviene cederlos en Mestalla, escenario de desastres que han dejado demasiada huella en el club.

Se trata de un encuentro cargado de claves. Cúper no ha logrado superar la fascinación que produjo Ranieri en Mestalla. No es una cuestión de resultados. Como ha ocurrido en todos los equipos que ha dirigido, Cúper ha vuelto a dar con la tecla del éxito. Si en la última temporada lo consiguió con Piojo, ahora lo ha logrado con el antipiojo. O sea, con Carew, que hoy pondrá a prueba la discutida autoridad de los centrales azulgrana en el juego aéreo. Todo le vale a Cúper, y eso es un mérito glorioso. Pero su carácter está en las antípodas del populismo que desplegaba Ranieri, actorazo de la demagogia. Nunca ha habido química entre la hinchada del Valencia y el entrenador argentino, cualquiera que haya sido la situación del equipo; casi siempre espléndida, por otra parte.

Si algo distingue a Cúper es su capacidad para elevarse sobre las miserias de la fama, del éxito y de los problemas. En cualquier circunstancia, actúa de la misma manera, sin ninguna concesión a la debilidad. Quizá por dicha razón sus equipos son extremadamente estables, ajenos al desaliento. Lo más probable es que el que gane la Liga tenga que pasar por encima del cadáver del Valencia, que estará hasta el final en la caza del título si es que no lo conquista.

El medio campo

El Barça sabe que se enfrentará a un equipo granítico, con armas que no gustan nada a los azulgrana. Por ejemplo, el poderoso entramado en el medio campo, donde el Valencia se hace fuerte y donde el Barcelona depende casi exclusivamente de Guardiola, otra vez perseguido con marcajes individuales.

Si el Valencia es equilibrio, el Barça es descompensación. En el mejor de los casos, juega con un 4-2-4, en el que los centrocampistas sufren de lo lindo si no disponen del balón. Ahora bien, su desequilibrio no es de equipo cobarde. Con cuatro delanteros -no se puede considerar de otra manera a Rivaldo, Kluivert, Overmars y Simao-, su capacidad goleadora acostumbra a disimular las concesiones defensivas.

Incluso frente al Valencia, su tradicional verdugo en los últimos años, el Barcelona ha jugado con grandeza. Desde el 3-4 del Camp Nou han jugado en 13 ocasiones y se han marcado 58 goles (30 del Valencia y 28 del Barça). El promedio es de 4,5 tantos por partido, cifra notable que hoy obliga a pensar en otro partidazo.

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