El Madrid viste de fiesta al Bernabéu

Ante el Oviedo, el Real Madrid arrancó pañuelos de excitación de su público, encendido de entusiasmo ante la sublime segunda mitad de su equipo; y seguramente también un ataque de pánico de sus principales rivales, asombrados de hasta dónde puede llegar el juego de un conjunto fabuloso. De un equipo que, todavía con un partido pendiente -el Real Madrid-Zaragoza aplazado por la final de la Copa Intercontinental-, se ha quedado solo en lo más alto de la tabla. Un conjunto del que ya se conocía su fiabilidad numérica -el 4-0 ante el Oviedo de ayer es su octava victoria liguera consecutiva-, y del que empiezan a descubrirse ahora unas posibilidades ilimitadas de hacer maravillas con su fútbol. Como las que dibujó ayer en una segunda parte extraordinaria, sin duda la mejor de la temporada, construida a partir de unas combinaciones aparentemente sencillas, pero decididamente endemoniadas, ejecutadas a una velocidad imposible.

En el Madrid, conducido magistralmente por Helguera y MacManaman, todos los jugadores se movían, todos tocaban, todos hacían daño, y a toda pastilla, a un inocente rival, el Oviedo, que explicó con creces el porqué de sus nulos guarismos como visitante -un empate y ningún gol fuera-. Era la tarde de Figo, al que se le entregaba el Balón de Oro, el trofeo que le acredita como el mejor futbolista del año pasado. Pero finalmente fue la tarde del madridismo entero, que salió en estado de felicidad. Con el liderato en la mano y un cosquilleo de satisfacción en el estómago. Y todo eso, después de un primero tiempo plomizo y aburrido, que presagiaba un segundo tramo de bostezos y no el recital de fútbol que finalmente se vio.

La exhibición del Madrid dejó sin voz al resto de la jornada, que ya nació intensa el sábado con dos desenlaces de infarto, con dos choques (el 2-0 del Depo-Valencia, y el 3-1 del Barça-Valladolid, resueltos en el último suspiro). Pero hubo más cosas, como la primera victoria del Athletic en el campo de la Real en diez años. Dos goles de Etxeberria dieron a los vizcaínos un triunfo (0-2) que sepulta un poco más a la Real. La buena noticia para sus intereses fue que sus rivales directos también perdieron: el Numancia ante el Rayo (0-2), el Racing, frente al Málaga (0-1) y el Osasuna en Zaragoza (4-2). El día dejó, además, un apasionante Mallorca-Alavés (4-3), y los triunfos de dos modestos en alza, Las Palmas (1-0, al Espanyol), y Villarreal (2-0, al Celta). Éste deja a Víctor Fernández en la cuerda floja.