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El Papa padece Parkinson y debe 'pararse', dice uno de sus médicos

'El Papa tiene que pararse y descansar', dice uno de los médicos de Juan Pablo II, el profesor Gianfranco Fineschi, en una entrevista publicada ayer por la revista italiana Oggi. 'Cada vez que inicia un viaje o que se cansa en una manifestación oficial tengo miedo por él', declara este ortopedista, que ha cuidado al Papa desde que el líder de la Iglesia católica fue tiroteado por un terrorista en 1981.

Juan Pablo II tiene 80 años y padece varios problemas de salud. Su última hospitalización se remonta a octubre de 1996, cuando tuvo que ser operado de apendicitis. Desde esa intervención, la enfermedad de Parkinson se hizo más evidente, con temblores muy acentuados de la mano izquierda y una relajación de los músculos de la parte izquierda de su cara, que dificulta su elocución, relata la revista italiana.

El Vaticano nunca ha reconocido que Juan Pablo II tenga Parkinson, pero simplificó el programa de la reciente ceremonia de Navidad para dejarle descansar después de varias apariciones en público, entre ellas la noche del 31 de diciembre, para saludar a los fieles. Como en otras ocasiones, el Papa se desplazó con muchas dificultades y con la ayuda de un bastón. 'El Santo Padre tiene una musculatura potente, de nadador, pero sin la ayuda de Dios esto no le hubiera permitido mantenerse activo', explica el profesor Fineschi.

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