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FÚTBOL Copa Intercontinental

Maradona felicita a Riquelme

El organizador del Boca recibe los elogios del astro argentino y fascina a Raúl

Diego Torres

Discurso patriótico

"¡Román, tomá. Es Maradona!". Un empleado del Boca Juniors se metió en el vestuario y le entregó un teléfono móvil al chico que llevaba puesta la camiseta de Luis Figo a modo de trofeo. El número 10 del equipo azul y oro, Juan Román Riquelme, a quien Diego Maradona, ex jugador y actual fanático del Boca, felicitó después del partido. El media punta había sido el mejor. Un jugador parco y temeroso de las relaciones públicas que ayer sí quiso decir algunas palabras: "Tuvimos la suerte de meter dos goles muy rápido. Eso nos ayudó a controlar el juego. El momento más feliz de mi vida fue el nacimiento de mi hija. Pero, en lo profesional, esto y ganar el Mundial sub 21, de Malaisia, ha sido lo más bonito. El Madrid es un equipo que juega muy bien, pero nosotros pudimos dominarle gracias a Dios. Espero que en mi pueblo estén celebrando esta victoria".La excepcional calidad técnica de este futbolista de 23 años, al que ningún rival pareció detener cada vez que pisó el balón, encendió comentarios de todo tipo en los pasillos del estadio. El presidente del Boca, Mauricio Macri, es un hombre con el que Riquelme no se lleva bien desde que se negó a subirle el sueldo, de 500.000 dólares anuales, unos 95 millones de pesetas. Tampoco le quiere traspasar. Ayer Macri estaba exaltado: "Que Florentino esté tranquilo, que ni por todo el dinero del mundo voy a venderle. ¿Raúl? ¿Para qué quiero a Raúl si tengo a Riquelme?".

No sólo Macri, sino todo el estadio vibró con Riquelme. La afición japonesa estaba maravillada con su toque del balón y se tronchó de risa cada vez que dio un pase con el exterior del pie. El director del juego del Boca la hizo reír a pesar de que al principio se había volcado hacia Roberto Carlos. La risa es una demostración particular de los hinchas nipones ante los hechos admirables del fútbol. Y, aunque no tuvo ganas de reír, Raúl también salió fascinado: "Riquelme es el que lo crea todo. Es el que más me gusta del Boca. Pienso que por sus cualidades no hay otro como él en el mundo. Es único".

Con sus gafas y su pelo cano revuelto en torno a las orejas, el entrenador del Boca, Carlos Bianchi, tiene el aire de un astrofísico amable. A Riquelme lo trata con manga ancha: es partidario de no forzarlo para que se amolde a un sistema que pueda privarle de su estilo. Y Riquelme se pasa varios entrenamientos caminando o sentado sobre un balón contemplando el sudor ajeno. De esta manera realizó su último entrenamiento antes de la final. "Román no se entrena porque es un superdotado y no le hace falta", dijo uno de los médicos del Boca; "cuanto más se entrena, peor juega".

Bianchi dijo que se encontró con dos goles "atípicos" por lo tempraneros. "Pensamos que iba a ser otro tipo de partido, que lo íbamos a manejar más, que no nos debíamos desequilibrar tácticamente. Nunca soñamos con un comienzo así, y se agradece". El técnico preparó un discurso patriótico: "Quiero dedicarle el triunfo a todos los argentinos y al fútbol argentino". Ayer ganó la segunda Copa Intercontinental de su carrera y, no se sabe si por la crisis económica que atraviesa su país o por la crisis futbolística, el hecho es que destacó este punto: "Los argentinos necesitábamos este triunfo. Me hace estar contento por el fútbol argentino".¿Y Palermo, el jugador al que Bianchi siempre apoyó con el afecto y la titularidad? Palermo habló durante media hora con el entrenador, a solas, el lunes pasado. Se dice que allí se tocaron las cuestiones íntimas y los temas públicos que amenazaban con desestabilizarle mentalmente: crisis familiar, bajo estado anímico, forma física irregular... Al cariño del técnico Palermo respondió con una promesa. Y la cumplió. Tiró tres veces entre los tres palos y metió dos goles. Luego, dijo que estaba emocionado: "Se siente una emoción muy grande marcando dos goles después de sufrir como sufrí para recuperarme de una lesión de rodilla. Hubo momentos en que no supe qué pasaría conmigo".

"Palermo siempre me fue fiel", bromeó Bianchi antes de dejar el estadio. Luego volvió a recordar al fútbol argentino y se alejó con una de sus habituales despedidas rotundas: "Soy un estúpido sentimental. Ciao".

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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